12 ABR. 2020 SORBURUA Árbol de Buda TERESA MOLERES Árbol de Buda, de Bodhi, o de las pagodas, que es como se le conoce en los países del sureste asiático, es el ejemplar debajo del cual, según la tradición budista, Buda o Gautama (563-483 a.C.) se sentó a meditar alcanzando la iluminación espiritual. Cuando estaba debajo del árbol, hubo una gran tormenta y el rey de las serpientes salió de las raíces y le protegió con su cabeza. Desde entonces, Buda se convirtió en Buda-Iluminado, dando origen al budismo. Todavía en una aldea india se encuentra un descendiente del árbol donde se produjo el “milagro”. El budismo se compone de un conjunto de enseñanzas prácticas, como la meditación, que ayudan a desarrollar estados mentales positivos para tener sentimientos de felicidad. Gracias al budismo, se acrecientan cualidades como la bondad, la paciencia o el despego; y, al mismo tiempo, se rechazan las negativas como la codicia, el odio o el rencor. El árbol de Buda, Ficus religiosa, pertenece a la familia morácea, como la higuera Ficus Carica, subespecie espontánea de la región mediterránea, cuyos frutos, los sabrosos higos todos conocemos. Otro ficus es el F. Benjamina, arbolito adoptado en el interior de nuestras casas por sus cualidades ornamentales. El magnífico F. Bengalensis llama la atención por sus raíces adventicias que se dirigen hacia el suelo, formando un tronco abigarrado. El árbol de Bodhi es de gran altura: hasta 30 metros y 3 metros de diámetro. El tronco es grisáceo, mientras sus hojas, de color verde brillante, son acorazonadas, caducas y colgantes; tienen una característica que las distingue, la punta de sus hojas se prolonga en un apéndice de hasta 8 cms de largo, el acumen que facilita su secado después de la lluvia tropical. En un mismo árbol pueden aparecer hojas rosadas o bronceadas cuando brotan, y amarillas antes de caer. Al moverse con el viento se parecen a las hojas del álamo o abedul, de gran efecto ornamental en parques y jardines. El árbol de las pagodas se multiplica por esqueje y es delicado, por lo que para preservarlo del frío debe plantarse en zonas protegidas de heladas y con exposición soleada. En los países budistas se sigue considerándolo árbol sagrado y se planta cerca de las pagodas. Su corteza se utiliza para obtener taninos y medicinas locales y sus hojas, como forraje.