10 MAY. 2020 ARQUITECTURA Función pública IÑIGO GARCÍA ODIAGA La Karen Blixens Plads es, con aproximadamente 20.000 m², una de las plazas públicas más grandes de Copenhague. Situada entre los edificios de la Biblioteca Real de Dinamarca y la Universidad de Copenhague, en el Campus Sur, ha sido totalmente reformada por el estudio COBE. Su gran espacio urbano, abierto y acogedor, presenta ahora un diseño multifuncional que acomoda y promueve el transporte verde, la adaptación al cambio climático y la biodiversidad. El gran espacio verde y la zona más peatonal, ligada a la zona universitaria, están diseñados como una alfombra que cubre un terreno ondulado de pequeñas colinas y divide el gran espacio en zonas más pequeñas con sitio para actividades y pequeños equipamientos, tanto dentro como fuera de esas colinas artificiales. Tres de esas colinas conforman un gran aparcamiento de bicicletas. Su construcción, a base de unas conchas de hormigón que funden suelo y cubierta, ha sido revestida con azulejos colocados a mano en colores que establecen un juego con las fachadas exteriores de los edificios universitarios circundantes. Además de servir como un lugar de encuentro activo para los estudiantes, empleados y trabajadores de la zona, la plaza se convierte así en un estacionamiento de bicicletas de alta capacidad para los muchos usuarios de la universidad, en una ciudad en la que el uso de este transporte verde es mayoritario. Gracias a este diseño topográfico, que guarda bajo la alfombra un espacio para dos mil bicicletas, el campus queda perfectamente conectado con la ciudad y, semejante acumulación de ruedas y manillares, no altera la superficie del espacio público. Para poder resolver la estructura de estas superficies, se optó por una construcción de carcasas que, gracias a una lámina de hormigón esbelta, no requieren de pilares intermedios. Este diseño ligero proporciona un gran espacio ventilado debajo de las cúpulas. Sin embargo, aunque una construcción de concha normalmente no tiene agujeros que la debiliten, estas cúpulas tienen grandes aberturas que permiten la entrada del sol al aparcamiento, lo que constituyó un desafío significativo y requirió análisis estructurales adicionales, por lo que el trabajo conjunto del estudio COBE y de los ingenieros de EKJ fue fundamental. En una transición suave, la Karen Blixens Plads combina la necesidad de la universidad de áreas urbanas peatonales con el paisaje natural abierto del vecino Amager Fælled. Por este motivo, el lado norte tiene un carácter de plaza más dura, donde se encuentran las tres entradas principales a la universidad, mientras que en el lado sur se resuelve como un ámbito más abierto y polivalente. Sobre las ondulaciones del parking de bicicletas se formaliza además un auditorio al aire libre, con capacidad para hasta mil personas, que permite la realización de conciertos o eventos públicos de gran tamaño y que es, por tanto, el nuevo ágora del campus. Gestionando el agua de lluvia. Al sur, las praderas onduladas y verdes conectan el campus con los parques existentes. Además de traer la naturaleza al centro del campus, este paisaje artificial también contribuye a la lucha contra el cambio climático al permitir la gestión de las aguas de lluvia. Estas quedan retenidas en las depresiones del paisaje, utilizando así los valores recreativos del agua y formando pequeños biotopos húmedos que apoyan la biodiversidad, permiten la evaporación del agua de lluvia y evitan la erosión superficial en caso de precipitaciones extremas. El proyecto utiliza además materiales sencillos, resistentes y duraderos, al igual que la iluminación y el mobiliario formado por un catálogo de pocos elementos para garantizar un espacio urbano sostenible económicamente. Todos los elementos seleccionados requieren poco mantenimiento y contribuyen al perfil verde de este equipamiento. Durante más de una década, la Universidad de Copenhague se había enfrentado al desafío de cómo proporcionar una solución adecuada para la gran cantidad de bicicletas estacionadas frente a la entrada principal de la universidad, recuperando en cierto modo esa plaza para los estudiantes. El resultado es un sitio a medio camino entre un parque y una plaza que acomoda y promueve el transporte verde y la biodiversidad, que entiende el espacio público como un servicio a la colectividad, como una función pública.