La teca de Birmania
Myanmar, la antigua Birmania, exporta gas natural, maderas nobles, piedras preciosas, oro, cobre y hierro. Viajando por sus frondosos bosques tropicales, llama la atención un árbol poderoso de flores lilas. Es el árbol de teca (Tectona grandis), famoso por la calidad de su madera. El 80% del consumo mundial procede de Birmania, un país que ya desde 1856 mantiene los bosques de maderas nobles con una densidad de ocho o diez ejemplares por hectárea. Allí se castiga con dureza a los ladrones: cadena perpetua o, en su lugar, veinte años de prisión para los expoliadores de la vecina China.
La teca es conocida por su dureza y belleza desde la antigüedad. Así, según el poeta persa Firduri, el primer tablero de ajedrez se hizo con teca y mármol (otros dicen teca y marfil). Más cercano en el tiempo, el trasatlántico Titanic tenía las cubiertas revestidas de madera de teca birmana y todavía hoy se conservan tan bien como el 15 de abril de 1912, cuando se hundió.
Es una madera semidura y muy densa que, con sus fibras rectas y rígidas, facilita el trabajo y permite acabados suaves. Su color varía del amarillo pálido al bronce vetado de oscuro. Además, no teme ni a los insectos ni a la putrefacción, debido a su aceite natural que repele tanto a termitas como al agua, evitando deformaciones; incluso tiene un bajo coeficiente de dilatación y contracción cuando se le somete a calor extremo. Es por lo que se le considera la mejor madera para la industria náutica, barcos, puentes y muebles para el exterior o parquet. Por su alto contenido en sílice, los pies no resbalan cuando se pisa teca mojada, como sí sucede con el roble y el pino.
El árbol de teca es caducifolio, alcanzando hasta 50 metros de altura y llega a los 2,50 metros de base. Posee hojas aterciopeladas de color verde intenso y envés marrón, flores lilas que salen en racimos terminales y para su cultivo necesita suelos ricos en calcio, bien drenados, con humedad y planos. Hay que dejarlo secar para que la madera mantenga la resina y aceites naturales y, de esta manera, asegurar su conservación. Los muebles de teca, si se dejan a la intemperie, con lluvia y sol, se oxidan y adquieren una patina grisácea muy atractiva aunque, si no se desea, puede limpiarse con aceite apropiado para que recobre su tono original marrón dorado.