13 SET. 2020 ARQUITECTURA Postales construidas IÑIGO GARCÍA ODIAGA Coincidiendo con los meses de verano de este año atípico, el arquitecto Carl-Viggo Hølmebakk ha inaugurado un monumental puente escalonado sobre la cascada de Vøringsfossen, en Noruega. Un proyecto que es el resultado del concurso encargado por la administración de Carreteras Públicas de Noruega, un organismo que lleva años desarrollando un plan que busca potenciar el uso turístico de las rutas del país escandinavo. El accidentado e inhóspito paisaje de Noruega se ha ido domesticando con más de cien intervenciones que construyen miradores, escaleras, aseos, aparcamientos o merenderos al borde de acantilados, cascadas, montes imposibles o paisajes inalcanzables. La cascada de Vøringsfossen es una de las cascadas más conocidas de país, que brota del río Bjoreia al oeste en la meseta de Hardangervidda, el parque nacional más grande de la región nórdica. Una inmensa cortina de agua se sumerge 182 metros en línea recta a través de un valle estrecho y salvaje que serpentea hasta las zonas más suaves y verdes de Hardanger. La cantidad de agua en el río está regulada gracias a una planta hidroeléctrica que opera únicamente en verano, otro elemento que domestica la naturaleza, construyendo un flujo constante de agua, ni mucha ni poca, la justa para una buena postal turística. La administración presenta la apertura del nuevo puente escalonado de Vøringsfossen como un paso más en el proceso de rehabilitación de esta área, aunque más bien podría entenderse la intervención como una adaptación de este espacio para el turismo. La pieza más singular del proyecto, y que busca extremar su espectacularidad, es un puente con una luz de 47 metros y que, dada la diferencia de altura entre cada uno de sus extremos, aproximadamente 16 metros, se convierte en una escalera con 99 peldaños que cruza la garganta del valle. Todo el puente escalonado está construido en acero, y está formado por siete elementos que se izaron en su lugar mediante una grúa, para ser ensamblados en su posición definitiva sin el uso de andamio o elementos provisionales. Uno de los elementos constructivos que más destacan en la intervención es la cimentación de esta estructura, que se ha realizado con pernos taladrados directamente en el macizo rocoso, intentando minimizar la afección sobre las laderas. Desde un punto de vista más conceptual, el puente intenta jugar con la hostilidad del lugar, prestando atención a varios factores. Si bien la estructura debe ser segura y robusta, el puente refleja el lenguaje del sendero preexistente y a lo escarpado del paisaje, prestando especial atención a la vista y la experiencia que brinda. Vøringsfossen es la cascada más grande de Noruega y la tercera atracción turística más visitada, junto al Parque de Esculturas de Vigeland y el salto de esquí Holmenkollen en Oslo. Además de la pasarela sobre la cascada el proyecto cubre una gran área, que incluye un centro de visitantes, varios miradores e instalaciones de servicio como aseos y áreas de recreo, e incluso la reforma de un hotel pre-existente. Atracción turística. Una parte importante del plan era también instruir sobre las especies de plantas locales y restablecer la vegetación vulnerable destruida por el tráfico continuo de los visitantes que antes deambulaban por la zona libremente. En ese sentido, la nueva instalación, este proyecto de Carl-Viggo Hølmebakk, continúa una larga tradición de explorar la relación entre arquitectura, tecnología, infraestructura y naturaleza llevada a cabo por las instituciones de Noruega, para atraer cada vez más turismo. Y, más allá de la arquitectura, de lo monumental de la pasarela o de la maestría de los arquitectos, cabe preguntarse si la intervención es necesaria. ¿No es posible que el mero hecho de llegar en auto-caravana a escasos metros de la cascada y alcanzarla trepando por una escalera urbana, le robe a la visita todo su atractivo? Los paisajes noruegos –únicamente alcanzables en verano por las malas condiciones climáticas–, vacíos e indómitos, tienen en su génesis ese atractivo, convertirlos en un museo visitable para el gran público. Mediante estas instalaciones anula el esfuerzo de llegar, anula la experiencia del viaje. Y parece convertirlos en un trofeo más que ha de ser capturado por las cámaras de los turistas para ser transformados en postales efímeras de Instagram.