7K - zazpika astekaria
CINE

«Monster Hunter»


Siempre se creyó que la literatura era el gran caballo de batalla de las adaptaciones cinematográficas, hasta que llegaron los videojuegos, planteando unas complicaciones totalmente distintas, pero no menos difíciles de solventar. El problema principal consiste en que las películas basadas en videojuegos resultan demasiado costosas para el rendimiento comercial que obtienen, y que su éxito en taquilla nunca sea el esperado por los grandes estudios de Hollywood se debe a que no convencen ni a los gamers ni tampoco a la audiencia cinéfila. Las quejas del primer grupo están centradas en el hecho de que se pierde el sentido de participación activa en la experiencia, mientras que al segundo le molesta la falta de encaje narrativo de unas historias que no pasan de la superación de sucesivas pruebas por parte del héroe o la heroína de turno, como si se tratasen de los niveles establecidos dentro del propio juego.

En medio de la polémica siempre se ha encontrado el cineasta británico Paul W.S. Anderson, que dejó de firmar como Paul Anderson para que no le confundieran con el Paul Thomas Anderson del cine de autor, ya que nada más alejado en cuanto a géneros y estilos el uno del otro. El de Newcastle ha sido el verdadero pionero de las adaptaciones de V-J desde que decidió arriesgarse y probar suerte con “Mortal Kombat” (1995), para luego desarrollar la duradera franquicia “Resident Evil” (2002-2017), compuesta por seis largometrajes. En todo ese tiempo el resto de sus realizaciones han seguido la influencia estética de sus trabajos basados en videojuegos, lo que le ha valido no pocos ataques de público y crítica, que se recrudecieron con los casos en los cuales el tratamiento de ciencia-ficción se volvía provocador y fuera de sitio, como en el clásico de Dumas “Los tres mosqueteros” (2011) o en el peplum épico “Pompeya” (2014).

Pero Anderson no es de los que se deja influenciar, y sigue vivo en el negocio gracias a su perseverancia, junto a la fidelidad a unas ideas a contracorriente de las que nunca ha renegado. Ha tenido como gran apoyo a la modelo y actriz ucraniana Milla Jovovich, con la que, además de formar una sólida pareja sentimental, ha colaborado estrechamente. Nada que ver con el efímero emparejamiento de la Jovovich a finales de los noventa con Luc Besson, tras una boda muy publicitada en Las Vegas, y que solo les dio para hacer dos películas juntos. Tan importante como su estrella en exclusiva ha sido su equipo de efectos especiales MRX, y en la etapa más reciente el compositor austriaco Paul Haslinger, que aprendió el oficio de las bandas sonoras con Tangerine Dream, cuando muy joven tuvo oportunidad de entrar en el famoso grupo de música electrónica para sustituir a Johannes Schmoelling, logrando una especial conexión con el líder de la formación Edgar Froese.

El camino hasta llegar a “Monster Hunter” (2020) no ha sido nada sencillo, pues las negociaciones con la compañía Capcom, propietaria del videojuego se alargaron por mucho tiempo, incluso desde antes de pensar en la conclusión de “Resident Evil”. Al final el acuerdo llegó cuando Anderson convenció al creador del videojuego Kaname Fujioka y, una vez que la parte de la creación y producción japonesas dieron el visto bueno, hubo que conseguir a través de la productora alemana Constantin Film la participación internacional suficiente pare reunir un presupuesto de sesenta millones de dólares y la distribución a gran escala de Sony, con un estreno anunciado inicialmente para el 30 de diciembre.

Anderson hubo de comprometerse a cambio a mantener en la película la mayoría de personajes, armaduras y monstruos del juego, siguiendo sus diseños paso a paso. Por último, la protagónica teniente Artemis cumple la función de avatar o jugadora que guía al espectador en su aventura, donde la acompaña el tailandés Tony Jaa como misterioso cazador de monstruos.