Teresa MOLERES
SORBURUA

De setos y vecinos

Un buen seto depende de varios factores, pero lo más importante está en una buena elección de las plantas y, sobre todo, la cooperación entre los vecinos de ambos lados a los que siempre habrá que informar y consultar. De esta manera, el seto cumplirá las funciones de filtrar el aire, servir de refugio a la fauna y evitar las miradas indiscretas.

El éxito de un seto consiste en estar bien cubierto, desde la parte baja hasta arriba, para frenar los vientos fuertes. Pero como los arbustos de 1,50 a 2 m de alto quedan desnudos en su parte baja, es necesario contar en el diseño preliminar con arbustos de talla baja colocados delante. Incluso si hay sitio se puede plantar una hilera de árboles pequeños de más de 2 metros.

Al escoger las plantas hay que ser prudentes y no elegir siempre arbustos de flor, puesto que se complica su mantenimiento por los diferentes cuidados que necesitan. A los viburnos, hibiscos lilas o filadelfos, no conviene plantarlos juntos en un seto, ya que cada uno necesita una poda específica al acabar su floración. Si los podamos al mismo tiempo para ahorrar trabajo, florecerán menos. Recordar que hamamelis y dafnes no soportan bien la poda, por lo que no son aconsejables para formar setos podados. Probablemente será suficiente con tres especies diferentes por hilera: el 60% del total con la especie que deseemos más visible, un 30% de la siguiente y en la tercera, casi testimonial, bastará con un 10%.

Los hoyos de plantación deben estar a una distancia de 0,80; a partir del tercer año ya nos proporcionan un telón suficiente. Sin embargo, si consideramos que se desarrollan demasiado, tendremos que reducir su porte cortando cada cinco años. Las ramas se mantienen gruesas y de 1,50 metros de altura. Al final del invierno saldrán de nuevo, aunque ese año con pocas flores y ningún fruto. Berberis, evónimos, chaenomeles y photinias necesitan poda para mantener su forma.

La tierra del hoyo de plantación conviene que esté bien trabajada para que las raíces se instalen en profundidad, así como la tierra de la superficie para ayudar al crecimiento de las raíces de esa zona. Es importante tener en cuenta que las plantas de hoja persistente transpiran todo el año; para compensar su pérdida hay que regarlas incluso en invierno.