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SALUD

Estrés y período menstrual


A menudo, muchas mujeres adolescentes o adultas, refieren sufrir de amenorrea. La amenorrea es la ausencia de menstruación, que a menudo se define como la ausencia de uno o más períodos menstruales. La forma primaria de amenorrea se refiere a la ausencia de menstruación en una persona que no ha menstruado hasta los 15 años y la amenorrea secundaria es la ausencia de tres o más períodos seguidos en una persona que ha menstruado previamente.

A menudo nos encontramos con que esta situación está relacionada con un peso o, más bien, nivel de grasa corporal insuficiente. También la restricción dietética previa a la disminución de ese peso o grasa puede ser causante del cese del ciclo menstrual.

Y es que olvidamos tener en cuenta que, esa restricción per sé y, sobre todo, si va asociada a un sufrimiento emocional (pasar hambre, sentir culpa, sentirse presionado, etc.), generará un estrés (físico y mental) considerable, y son ese estrés y otros de otra índole, los causantes de la amenorrea.

Una respuesta de estrés a largo plazo genera que nuestro cuerpo se ponga en “modo lucha-huida”, lo cual ocasiona que las hormonas encargadas del ciclo menstrual se alteren.

En una situación normal, el hipotálamo de las mujeres libera de forma intermitente una hormona que se conoce como GnRH, cuya función es liberar gonadotrofinas y que estimula la hipófisis. Cuando esta última (hipófisis) recibe la GnRH, procede a la liberación de otras hormonas clave en la menstruación: las FHS y LH.

Estas últimas son las responsables de que se produzca la ovulación, ya que gracias a ellas se desarrollan los folículos en el ovario y se producen los estrógenos y la progesterona. El problema es que, con altos niveles de estrés, se activa el sistema hipotalámico-hipofisario-adrenal que liberará la hormona del estrés, el cortisol, del que ya hemos hablado en esta sección.

En este escenario, la liberación de la hormona GnrH se puede ver alterada. Si en una situación normal esta liberación se da de manera intermitente, por causa del estrés puede darse de forma continuada o, por el contrario, el cortisol puede hacer que se suprima.

Esto provocaría que la liberación de la FSH y LH se viera inhibida, lo que impactaría directamente en el proceso de la ovulación y, por tanto, en el mantenimiento del ciclo menstrual.

No solo eso, sino que la hipófisis también libera prolactina, hormona esencial para la producción de leche materna durante la lactancia. Sin embargo, el estrés puede también aumentar la liberación de prolactina y, cuando esto se da en un momento en el que la mujer no está lactando, puede causar también desarreglos en el ciclo menstrual. Asimismo, hay que añadir que la hipófisis también es controladora de la glándula tiroides, cuya alteración también puede estar involucrada en los cambios en el ciclo menstrual.

Así que, la amenorrea no solo ocurre en alguien con bajo peso, puede ocurrir en alguien que haya perdido grasa per sé, pero también por el estrés que esto genera al organismo. En otros casos, el simple estrés emocional puede ser el causante. De modo que, no solo es lo que comemos, también es lo que sentimos y pensamos. No somos un saco de órganos y sistemas independientes los unos de los otros, y este es el claro ejemplo de cómo a veces pasamos por alto la importancia de nuestra salud mental, porque se desconoce el impacto y conexión que tiene sobre nuestra salud física.