Jone Buruzko
IRUDITAN

No es oro todo lo que reluce

Fotografía: Giuseppe Cacace | AFP
Fotografía: Giuseppe Cacace | AFP

La Exposición Universal de Dubai 2020, como los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, ha mantenido el nombre para celebrarse un año después por razones pandémicas. Inaugurada el 1 de octubre, le quedan seis meses –exactamente hasta el 31 marzo– para recibir esas 25 millones de visitas que estipulan sus cálculos dispuestas a pasearse por el recinto ubicado a una media hora del centro de la ciudad. Nada más abrir sus puertas, la organización de esta “Expo” confirmó que durante las obras de construcción habían fallecido tres trabajadores y otros 72 sufrieron lesiones graves, cifras que incluso parecen maquilladas para los que siguen de cerca los entresijos del evento.

Y es que contrastan con las denuncias por las condiciones laborales de los trabajadores inmigrantes en general, y de los de la construcción en particular en este país de Emiratos Árabes Unidos que vienen haciendo diversas ONGs e incluso instituciones como el Parlamento Europeo y hasta llaman al boicot por «sus graves violaciones de los derechos humanos en EAU». Esclavismo puro y duro del siglo XXI con jornadas extenuantes, medioengañados, asfixiados de calor, mal alojados... En 2022 será el turno del Mundial de fútbol de Qatar, con las mismas controversias o más: 6.500 trabajadores muertos, acusaciones de corrupción y el mismo calor insoportable que no parece afectar a la mujer de la imagen mientras se pasea por el pabellón británico.