26 DIC. 2021 2022: Neguak uda noiz edertuko zain Vuelve la hora de Latinoamérica Dabid Lazkanoiturburu Las elecciones presidenciales en Brasil, el 2 de octubre, marcarán un rubicón en el futuro de Latinoamérica. Y no porque vayan a suponer un giro revolucionario, sino porque pueden marcar el freno a la ultraderecha, personificada en el clasista, pro-golpista y negacionista Jair Bolsonaro. No está aún claro que el expresidente y líder sindical histórico, Luiz Inácio Lula da Silva, vaya a presentarse a su reelección tras dos mandatos y un interregno en el que acabó en una celda acusado por supuestos delitos, en lo que el Tribunal Supremo entrevió un montaje de su enemigo jurado, el juez y defenestrado ministro de Justicia, Sergio Moro. Tampoco es que Lula, durante sus dos mandatos entre 2003 y 2010, lanzara el asalto al Palacio de Invierno y no dudó en pactar con el centro y hasta con el centro derecha. Pero, con sus programas de Hambre Cero y Bolsa Familia, dejó todo un legado al sacar a decenas de millones de personas de la pobreza en uno de los países más desiguales del mundo. El líder del Partido de los Trabajadores, que dignificó la vida de la gente en el subcontinente sudamericano, negocia con grupos políticos a su derecha su candidatura, favorita en las encuestas pero que genera una polarización que podría volver a movilizar el voto anti-Lula. Sea como fuere, las elecciones pueden marcar un antes y un después en la deriva latinoamericana, y que seguiría a los triunfos de la izquierda en Perú (Pedro Castillo, en junio),y en Honduras (Xiomara Castro, en noviembre). Sin conocer, en el momento del cierre de estas páginas, el desenlace ajustado de las elecciones en Chile –se enfrentaban el 19 de diciembre en segunda vuelta el ultraderechista José Antonio Kast y el líder estudiantil de la coalición de izquierda Frente Amplio, Gabriel Boric–, todo apunta a que, sea cual sea el resultado final, el país andino ha pasado página con la revuelta popular y el proceso constituyente que en el nuevo año tendrá su colofón. La reciente legalización del matrimonio homosexual es una señal de que algo ha cambiado. Latinoamérica pasa página tras la reacción de los últimos años. Esperemos que crisis como las que se viven en Nicaragua, Venezuela e incluso en Cuba no den argumentos a los inmovilistas.