Gotzon Uribe
Crítico musical
MÚSICA

Niel Brooks

El nuevo álbum de Niel Brooks se llama “Senatohoba”, una chispeante obra casera. El guitarrista, compositor y cantante de Greenville (Carolina del Sur) se supera en su nuevo álbum. Un trabajo cuidadosamente elaborado que bien se podría considerar como una cumbre en su carrera.

Ligado a su afición por la lectura de libros antiguos, Brooks descubrió repentinamente la palabra “senatahoba”. La encontró en un libro de cuentos populares antiguos y quiso saber qué significaba. «Había una sección de cuentos de la nación cherokee», dice Brooks, «y allí se mencionaba esa palabra, y pensé: ‘¿Qué diablos significa eso?’. Así que tuve que buscarla, y es una palabra relacionada con el sicomoro blanco, un tipo de tronco de árbol. Era un símbolo de paz y refugio».

Brooks se encontraba trabajando en el material para su nuevo álbum en ese momento, y la palabra parecía encajar con la música que estaba haciendo. Y lo cierto es que Brooks busca tanto la paz como el refugio a lo largo de su álbum “Senatohoba”, una mezcla de canciones instrumentales y vocales interpretadas casi en su totalidad por el propio Brooks. Fue componiendo los nueve temas del disco de uno en uno; terminaba uno por completo antes de seguir adelante. «Empecé a trabajar en él en enero y terminé en junio –dice–, lo que parece mucho tiempo, pero no cuando se trata de una sola persona. Solo hacía una cosa a la vez». Aparte del inquietante violín de David Calderelli, el álbum está compuesto íntegramente por Brooks, un popurrí de instrumentos y sus pensamientos.

Las letras son a la vez inmediatas y misteriosas, y dejan suficiente espacio para que el oyente pinte su propio cuadro. Líneas como “I'll see you on the other side / After the river has washed the stones” o “Take your faded golden memories from the old days / And bind them to the wind like a winter rain” se deslizan en un mar de guitarras acústicas y eléctricas, empapadas de una atmósfera impresionista. El álbum, publicado a finales de octubre, es una crónica de su vida y sus observaciones durante los dos últimos años. «No había ningún concepto. Surgían cosas y yo iba hablando de alguna de ellas», cuenta.

Pero los temas instrumentales son tan evocadores como las canciones con letra. Una de ellas, un suave shuffle con tintes country llamado “Nashville Babylon”, es un homenaje a algunas de las influencias musicales de Brooks, como Bobbie Gentry, Loretta Lynn y Dennis Wilson, de los Beach Boys. Otra, “Winter Mourn”, es una sentida despedida a piano de su abuelo, fallecido en 2020.

«Cuando mi madre me llamó y me dijo que había fallecido, me quedé despierto toda la noche», dice Brooks. «No pude ir a la cama. Simplemente me senté en mi ventana con mi piano Rhodes y lo toqué, y lo dejé como estaba. Así que es una reacción directa a eso. No quise poner esa historia en las notas del disco, así que solo escribí: ‘Te echo de menos’».

CD AIPAGARRIA

 

Fruit Bats

“Sometimes a Cloud Is Just a Cloud: Slow Growers, Sleeper Hits and Lost Songs (2001–2021)” • Merge, 2022 • Rock

Eric D. Johnson es la fuerza creativa que encontramos detrás del revitalizante grupo Fruit Bats. Con el 20º aniversario de su primer lanzamiento “Fruit Bats” (Echolocation, 2001), parecía un momento tan bueno como cualquier otro para hacer un balance de su trabajo, y lo hace en forma de este disco recopilatorio, una colección de dos álbumes que recorre la historia de Fruit Bats desde sus primeros días hasta la actualidad. Recopilado cuidadosamente por el propio Johnson, se divide en dos mitades distintas. Establecido en orden cronológico inverso, el primer disco recoge los lanzamientos oficiales de Fruit Bats –“Humbug Mountain Song” de “Absolute Loser” de 2016 y “The Bottom of It” de su debut en Merge “Gold Past Life” de 2019– junto con algunas de las selecciones más personales de Johnson como “Glass in Your Feet” de “Echolocation”.