Joshua Melvin | AFP
MÁS MUNICIÓN en un país incapaz de regular el uso de armas

¿Pistolas «inteligentes» en ESTADOS UNIDOS?

Las llamadas pistolas «inteligentes», que solo responden a personas previamente identificadas, podrían llegar a comercializarse este año en Estados Unidos, donde en el 40% de los hogares hay al menos un arma de fuego y los legisladores están estancados en su regulación.

No es ninguna novedad que EEUU tiene un gran problema con la enorme cantidad de armas que poseen sus ciudadanos y la escasa regulación al respecto, lo cual deriva anualmente en una enorme cantidad de homicidios. Además, la pandemia ha disparado las ventas en este sector, llegando incluso, en los primeros compases de la crisis del covid-19, a agotar existencias en multitud de armerías debido al aumento de la demanda en un 800%. En este contexto, este mismo año podrían llegar a comercializarse las denominadas pistolas “‘inteligentes”, diseñadas para restringir quién puede dispararlas. Las dudas que generan no son pocas.

El interés por integrar en determinadas armas chips electrónicos y la fiabilidad de estos han sido objeto de debate durante años. El objetivo último, claro está, sería añadir una traba más para tratar de evitar que niños, atracadores y otros tipos de delincuentes o personas que quieren suicidarse –miles de personas se disparan anualmente en EEUU para quitarse la vida– aprieten el gatillo.

Sin embargo, en este momento no hay evidencia de que los seguidores de la defensa personal armada estén listos para adoptarlas, ni de que estas llamadas pistolas “inteligentes” funcionen tan bien como se prometió. «No tengo una bola de cristal para saber si serán en su mayoría positivas, en su mayoría negativas o, en última instancia, si tendrán la misma falla que otras armas ‘inteligentes’ en el pasado», comenta Adam Skaggs, asesor legal de Giffords, una asociación reguladora de armas de fuego.

La empresa SmartGunz ha utilizado chips RFID (de identificación por radiofrecuencia), como los que se usan en las tarjetas de peajes electrónicos, por ejemplo. El usuario debe usar un anillo conectado para poder disparar. Su director, Tom Holland, les habla a los agentes de policía preocupados de que una persona detenida les apunte con su arma, o a los progenitores preocupados de que sus hijos e hijas encuentren la suya.

«Las personas que quieren un arma ‘más segura’ pueden elegir, si sienten que necesitan protección letal en casa», explica. Sus productos ya están siendo probados por unidades policiales de todo el país y espera comercializarlos al público en la primavera boreal.

Estas pistolas podrían comercializarse este mismo año en EEUU. Esta foto sin fecha, cortesía de SmartGunz, muestra al presidente de la compañía, Thomas Holland II, posando mientras sostiene su producto en Baldwin City, Kansas.

 

Mediante huella dactilar. Alrededor del 40% de los adultos estadounidenses vive en un hogar donde hay armas, según la firma Pew Research Center. Se vendieron casi 23 millones de unidades en 2020, un récord, según Small Arms Analytics & Forecasting, que espera, a falta de los balances finales, que la cifra fuera de 20 millones para 2021.

La pandemia y las protestas contra la discriminación racial contribuyeron a un fuerte aumento de los homicidios en 2020, aunque los niveles se mantuvieron por debajo de los picos de la década de 1990. Si bien las tragedias estadounidenses en las escuelas o lugares públicos son las que suelen aparecer en los titulares, más de la mitad de las 40.000 muertes por armas de fuego cada año son suicidios.

Ginger Chandler, cofundadora del fabricante LodeStar Works, ve los sistemas de autenticación como una barrera física pero cree que también podrían tener un componente sicológico para este tipo de incidentes.

«En un momento de estrés, la persona autorizada toma el arma pero existirá este paso adicional», señala. «Tal vez les dé tiempo para pensar: ‘¿Realmente quiero hacer esto?’». Su empresa tiene previsto comercializar un 9 mm en 2023 que podrá activarse a través de una aplicación móvil o directamente con un código secreto o mediante reconocimiento biométrico de la huella dactilar.

 

Más «listas», pero aún mortales. Las empresas probablemente no podrán contar con los legisladores para que aprueben estos nuevos equipos. El tema divide a los votantes hasta el punto de impedir cualquier evolución de las leyes.

En 2000, el fabricante estadounidense Smith & Wesson y el Gobierno de Bill Clinton habían acordado que las pistolas “inteligentes” serían parte de las reformas para reducir la violencia, pero el proyecto no prosperó ante la oposición del poderoso lobby de las armas.

De igual forma, en 2002, una ley en el estado de Nueva Jersey, que habría prohibido las pistolas sin mecanismos de autenticación, causó indignación. Se transformó en 2019 en una simple obligación para las armerías estatales de vender estas armas de nueva generación cuando se comercialicen.

El episodio del fracaso del fabricante alemán Armatix tampoco ayudó a esta tecnología: en 2017 un hacker eludió su sistema de identificación con imanes. Más allá de los antecedentes, el concepto no es unánime, ni siquiera entre los partidarios de la regulación de las armas de fuego. Porque inteligentes o no, estas armas siguen siendo mortales.

Además, «pocos propietarios o familias en situación de riesgo comprarán estas pistolas más caras que las demás. Atraerán especialmente a aquellos que ya se preocupan por la seguridad», subraya Daniel Webster, investigador especializado en el tema en la Universidad Johns Hopkins.

Gareth Glaser, cofundador de LodeStar, no quiere meterse en debates políticos: «Preferimos que el Gobierno no se meta y que el consumidor elija».