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GASTROTEKA

El hambre y las ganas de comer


El hambre y las ganas de comer, es decir, yo conmigo mismo. Arranco este segundo centenar de vivencias e inquietudes contándoos un poco más sobre una de esas cosas que me apasiona: comer. Para los que acabáis de aterrizar y para que entendáis cómo se cuecen los caldos en mi cabeza, esta frase me define bastante bien: «como porque existo y por que existo, como». Todo tiene que ver con el comer.

Pero estamos en febrero y un amigo hace poco me lanzó inocentemente la siguiente pregunta: «¿Qué se come en febrero?». A lo que respondí a modo de broma: «¿En febrero se come?, en febrero nos alimentamos, nutrimos nuestros cuerpos para abastecer las necesidades fisiológicas. Más allá, está eso de comer». Imaginaros su cara. Hasta que no le dije que mi respuesta era una broma, veía como se alejaba lentamente de mí con gran disimulo. Nos reímos un buen rato. ¿Veis? La risa también tiene que ver con el comer. Tras este pequeño momento gastro-humorístico, terminamos llegando a la conclusión de que febrero es “el mes de las recaídas”. Febrero es el mes en el que se nos pasa eso del “año nuevo, vida nueva” y volvemos a los caprichos de fin de semana, la botellita de sidra o txakoli, temporada de sagardotegi, bocatas con sabor a carnaval… y no sigo que me vengo arriba.

Lo dicho, ahora mismo estamos viviendo uno de los domingos del mes de las tentaciones. Imaginaros que Telecinco es vuestra casa y la isla vuestra nevera: “la nevera de las tentaciones”. Febrero es ese canto de sirena que atrae y hunde barcos y dietas. Y así llegamos a marzo peor de lo que terminamos las navidades. A mí me está pasando. Ha sido llegar febrero y apetecerme otra vez probar diferentes restaurantes. Es como si la empachada de dos semanas de las navidades pasadas no hubiera existido. Y yo, que soy justo con mi cuerpo y mente, busco el equilibrio. Si mi cuerpo me dice pizza, pues pizza. Y así, mente y estómago quedan en paz.

Y eso he hecho esta misma semana. He visitado a unos amigos que regentan una pizzería en Astigarraga. Sí, en plena temporada de “txotx” he visitado una de las cunas de la sidra para comer pizza. Las mejores pizzas que he comido en años. He de reconocer que el nivel de las pizzas que nos rodean es alto. Los puristas a lo mejor no piensan lo mismo, pero lo que no se puede negar es que por la calidad y el precio que podemos encontrar hoy día las pizzas, tendríamos que estar contentos.

Materia prima. Volviendo a Astigarraga, os cuento sobre este proyecto que me parece que merece especial atención por varios motivos. Primero de todo: las pizzas están tremendas. Os juro que me comí pizza y media y hasta el último bocado generaba el placer del primero. Todo esto, sin tener esa sensación de pesadez que pueda hacernos sentir la comida “rápida” o “basura”. ¿Esto a qué se debe? A que en casa de Rubén, 115 pizzak (así se llama la pizzería), las pizzas se cocinan desde cero y con el género muy pulcramente seleccionado. Nunca me había pasado comerme tal cantidad de pizza y no tener pesadez. Esto es para mí, otro de los grandes logros de 115 pizzak.

Por si esto no fuera poco, la masa que ellos mismos elaboran y fermentan con un mínimo de 48 horas, la elaboran con una masa madre que han partido de las “sobras” de la sidra elaborada en Astigarraga. Arraigo local, cultural e histórico para adoptar y “localizar” la pizza. Y es que, como no podía ser de otra manera, la pizza en Astigarraga, se elabora con manzana y sidra. El proyecto apenas ha arrancado, pero el potencial que tiene no da pie a dudar sobre el éxito que tienen las pizzas de esta casa. Merece la pena ir a visitarles y que sea el propio Rubén el que os cuente un poco más sobre el proyecto. El local es pequeñito por lo que, si no tiene sitio, podéis optar por llevaros la pizza en formato take away o delivery.

Lo dicho, animaros a pasar que merece la pena por todos estos motivos. Además, cómo os imaginaréis, la pizza cara no es. Si es que me parece una ganga. Su coste no es alto si hablamos de materia prima, pero el valor añadido que cada uno aporta a un producto como este, puede hacer que su valor se dispare, como es el caso. El producto, las pizzas de 115 pizzak tienen un valor real muy por encima del precio por el que Rubén las cobra.

¿Es la pizza uno de los regalos más grandes de la gastronomía?. El regalo más grande de la gastronomía es el pan. Y teniendo en cuenta que el 60%-70% de una pizza es pan, la pizza tiene varios boletos para estar en el top 5 de recetas mundiales. Es uno de los productos más consumidos a nivel mundial. Indagando atrás en la historia, nos topamos con variar recetas hermanas que podrían ser “el origen”. Ejemplos son el pan con queso y dátiles del imperio persa o el pan plano con cebolla y especias romano. Alguna otra vez os he contado el resto de la historia, esa parte en la que la inmigración napolitana terminó elaborando panes y pizzas en Estados Unidos.

Hoy no voy a ir por lo histórico; hoy solo quiero que penséis y abráis la mente. Un pan plano con cosas encima ¿es una pizza? Si una masa envuelve otros ingredientes y se hornea ¿solo se puede llamar calzone? Si esto es así, la definición de “empanadilla”, “arepa” o “empanada” ¿dónde queda? Es importante entender la parte cultural que hay detrás de cada receta y asumir que nadie ha inventado nada y que ninguna receta como tal es propiedad de ninguna cultura. Son sólo elaboraciones con distintos nombres y matices, según donde se cocinen. Incluso, la pizza. Aunque, probablemente, esta palabra sea la palabra más internacional del mundo y de la historia de la gastronomía actual.

Amigos, familia, ya tenéis con que cerrar una de las semanas de este mes de febrero lleno, llenísimo de tentaciones. Todos hemos dicho alguna vez que el domingo es día de pizza. A lo que suele seguir el “mañana voy a correr”. Así que, cuidar de vez en cuando el alma, que se puede comer, rico, goloso y “saludable” sin pasarnos. Con el auge que ha tenido estos dos años la comida saludable y la “rápida” no es de extrañar que cerca tengamos propuestas que cumplan con estos dos atributos.

Yo tengo la suerte de tener 115 pizzak cerca, propuesta a la que creo que poco a poco le irán saliendo enanitos que se le parecen. Pues son un referente en todos los sentidos y no es malo que la gente les mire como un ejemplo a seguir. Por esto hay que comunicar proyectos como este. Astigarraga y sus alrededores están de suerte. ¿Vosotros que tenéis cerca? Seguro que os ha venido a la cabeza más de un sitio que sabéis que no es para todos los días, pero que por varios motivos merece la pena cuidar y proteger. Compartirme por las redes que restaurante o propuesta os ha venido a la cabeza para que pueda visitarlo y así, de vez en cuando, contaros más sobre mis y vuestras embajadas gastro-hedonistas.

Nos veremos por Astigarraga familia, en el txotx de una kupela o con una porción de pizza en la mano. ¡Ah! y por cierto, para los que seguís pensando que se come en febrero, una de las pizzas que me comí tenía: lombarda, brócoli, alcachofas y coles de Bruselas. ¡Brutal! On egin!