Se acercan las vacaciones y con ellas, los viajes. Hacer la compra o reserva de un vuelo por internet es un acto que va ganando usuarios por la comodidad de poder recorrer páginas webs y opciones sin movernos del asiento. Esto tiene sus ventajas, sin duda, pero también sus inconvenientes, y es que, en muchas ocasiones, surgen problemas con mayores dificultades (y tiempo) para resolver que de haberlo hecho de manera convencional.

Como regla básica debemos asegurarnos de gestionar nuestras compras a través de páginas oficiales, bien de agencias o compañías aéreas, y no accediendo a través de vínculos publicitarios o que nos lleguen al correo electrónico. Durante la contratación y el pago, se debe comprobar que se está gestionando a través de un servidor seguro (la dirección empieza por 'https' y aparece un candado en la barra de dirección). Es importante comprobar que la empresa tiene registrada una dirección física, un teléfono y un correo electrónico para la comunicación directa.

En el caso de comprar solo el billete de vuelo, téngase en cuenta que las tarifas de los vuelos son libres, pero en la página se deberá informar de manera clara, y en todo momento, de las tarifas aplicables, así como de los impuestos obligatorios y recargos como el equipaje, número de plaza ya reservada, seguros, etc. En este supuesto de compra de solo billete para volar es donde suele darse mucha picaresca, sobre todo en compañías de low cost (bajo precio), pues el precio de oferta dista del precio final, y es que a lo largo del proceso de compra van apareciendo determinados servicios de los que o bien no se informa o no aparecen de manera transparente.

El cambio de precio también ocurre en el resto de compañías aunque medie información, pues suele darse la circunstancia de que en dos asientos contiguos un pasajero haya pagado un precio diferente al de su compañero de al lado. Depende de los “extras” que queramos contratar, como: en caso de perder el vuelo, desistir del viaje, cancelación del mismo, retrasos...