«Peter Von Kant»
Se presentó en la Berlinale, como no podía ser de otra forma, y luego ha sido recogida en Donostia para la sección Perlak, que reúne lo más granado de la cosecha anual de los grandes festivales. El estreno en salas será el viernes 14 de octubre, que es la fecha anunciada por su distribuidora Caramel Films. Es de agradecer el interés que François Ozon demuestra por la obra de Rainer Werner Fassbinder, un maestro al que se ha ido olvidando, y que nunca fue profeta en su tierra, debido a que resultaba incómodo en plena expansión económica alemana. Tampoco era muy defendido por la comunidad LGTBI de entonces, porque no hacía proselitismo de la homosexualidad, hasta el punto de que no hubiera coincidido jamás con los discursos y campañas oficiales de hoy en día en torno al Día del Orgullo. Así que no es de extrañar que “Peter Von Kant” (2022) haya sido recibida con cierta frialdad, cuando en realidad se trata de una disfrutable película que a Ozon le ha servido a modo de divertimento cinéfilo, después de dos trabajos tan serios y dramáticos como “Gracias a Dios” (2018), sobre los casos de pedofilia en el seno de la Iglesia Católica, y “Todo ha ido bien” (2021), sobre el derecho a una muerte digna y a decidir libremente en favor de la eutanasia.
No es la primera vez que Ozon se acerca a su admirado Fassbinder, pues ya adaptó una obra teatral suya en su tercer largometraje “Gotas de agua sobre piedras calientes” (2000). Coincide que “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” (1972) también tenía su versión homónima teatral, aunque la inspiración procede principalmente de la puesta en escena cinematográfica que todos conocemos. Sabido es que era una obra protagonizada por mujeres acerca de la homosexualidad femenina, pero Ozon introduce un cambio de sexo para imaginar al propio cineasta alemán dentro de la historia que escribió y dirigió.
Fiel a su carrera autoral, Ozon no ha recurrido a un actor externo, buscando el parecido físico con Fassbinder, sino que ha elegido a uno perteneciente a sus repartos habituales que pudiera dar con el papel homenajeador. Y no le ha fallado el ojo, porque Denis Ménochet se ajusta muy bien a las características necesarias, aparte de que le conoce muy bien por haberle dirigido anteriormente en “En la casa” (2012) y en “Gracias a Dios” (2018). El Peter Von Kant que habla francés no deja de ser una caricatura fassbinderiana, tanto en los sets de rodaje como fuera de ellos, pidiendo constantemente que le sirvan champán, y, por supuesto, en sus relaciones íntimas responde al perfil de la persona posesiva y dominante que practica y vive el amor de forma tóxica.
En relación al título de referencia Menochet, en su rol de director de cine, se corresponde con la original Petra Von Kant, que era una diseñadora de moda encarnada por Margit Carstensen. La relación de dominación a la que nos referíamos la mantenía con respecto a su asistenta personal Marlene, a la que daba vida una gélida y silenciosa Irm Hermann, aquí reemplazada por Stéfan Crepon como Karl, que es el chico mudo para todo. La diva Gabriele era Eva Mattes, reconvertida en una decadente estrella de cine a la que Isabelle Adjani presta su imagen madura. Esta es la que le presenta a Peter al joven Amir, del que se encaprichará al momento. Curiosamente, Hanna Schygulla hacía de la modelo objeto de deseo por parte de Petra, y en la película-tributo de Ozon sigue presente, pero como la madre anciana del protagonista.
El esquema melodramático, aunque haya más variedad de escenarios, se mantiene, porque el asistente Karl ejerce de testigo de la ascensión y caída de la pareja Peter-Amir, comprobando cómo a medida que Peter convierte a su amante en un actor famoso, este se aprovecha y le abandona. Un romanticismo decadente y enfermizo insertado en los años 70. Peter le pregunta a Amir si ha visto sus películas, a lo que le contesta que son muchas.