Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
CINE

«I Wanna Dance with Somebody»

El cine le debía a Whitney Houston un biopic en condiciones, porque el biopic televisivo “Whitney” (2015), dirigido por la actriz Angela Bassett, no convenció a sus fans y tampoco a la familia de la malograda estrella. Fue acusado de amarillista, al centrarse en la controvertida etapa junto a Bobby Brown, en una relación tóxica que copó los titulares de la prensa de las vísceras. Optaba por un reparto poco conocido, con Yaya DaCosta como protagonista, Arlen Escarpeta haciendo de Brown, Suzanne Douglas en el rol materno que no gustó a la verdadera Cissy Houston, y en un rol demasiado secundario Marc Rolston como el productor Clive Davis. Lo único que había a lo que poder agarrarse era el interesante documental “Whitney” (2018), del escocés Kevin MacDonald, cuyo único problema es que no tuvo la repercusión que merecía. El resto del material existente no es merecedor de ser traído a colación.

Así las cosas, “I Wanna Dance with Somebody” (2022) llega con todo a favor, y con la promesa de recrear la carrera de la cantante de Newark en todo su arco temporal, gracias a que uno de los productores de la película es Clive Davis, y por lo tanto su faceta de descubridor de Whitney a los 19 años para contratarla en el sello Arista Records, del cual era fundador, cobra una vital importancia. También se da más relevancia a la figura de Robyn Crawford, que fue su mejor amiga y manager personal, sin eludir la relación íntima que ambas mantuvieron. En lugar de primar la fase decadente de los años 90, hay más espacio para su exitosa década de los 80, con cada una de sus canciones más populares, empezando por la del título, convertida en un himno para la comunidad gay y en bandera del activismo que la estrella mantuvo en vida contra el SIDA. Por supuesto no falta el emblemático “How Will Know” o la mediática interpretación del himno de los Estados Unidos en la Super Bowl.

Para el comprometido papel estelar se ha elegido a la actriz afrobritánica Naomie Ackie, justo en el momento en que su carrera empieza a despegar, con lo que se evita que el gran público vea a la actriz y no a la Whitney Houston que recuerda. Ella tiene un gran futuro, pues llamó la atención por primera vez todavía hace poco tiempo en la serie televisiva “Doctor Who” (2015). Su primer papel destacado fue en el “Lady Macbeth” (2016) de William Oldroyd, apareciendo después a las órdenes del actor Idris Elba en “Yardie” (2018) y de J.J. Abrams en “Star Wars: Episodio IX. El ascenso de Sky Walker” (2019), que supuso su salto a Hollywood. Una industria en la que también va a probar suerte el coreano Bong Joon-ho, que ha pensado en ella para encabezar el reparto anglosajón de “Mickey 7” (2023).

De momento tiene la suerte de ser dirigida en “I Wanna Dance with Somebody” (2022) por la afroamericana Kasi Lemmons, que se inició como actriz y destaca en el manejo de repartos de su propia raza. Triunfó ya con su ópera-prima “Eve’s Bayou” (1997), de la que el influyente crítico Roger Ebert dijo que era la mejor película de aquel año. Se la produjo Samuel L. Jackson, que volvió a protagonizar su segundo largometraje “Muerte de un ángel” (2001), como un antiguo pianista sin techo que utiliza su obsesión mental para investigar un crimen. En “Talk to Me” (2007) empleó a Don Cheadle para rendir tributo al pionero de la radio afroamericana Petey Greene Jr. El musical navideño “Black Navity” (2013) presenta la curiosidad de un niño negro que sueña con unas navidades negras. Y con “Harriet, en busca de la libertad” (2019), protagonizada por Cynthia Erivo, ganó definitivo prestigio al biografiar a la abolicionista del siglo XIX Harriet Tubman. En televisión sus trabajos más destacados son “Una mujer hecha a sí misma” (2020), con Octavia Spencer como la empresaria pionera de productos para el cabello afro C.J. Walker, y “Women of the Movement” (2022), con las mujeres negras que lideraron la lucha por los derechos civiles. El guion es de Anthony McCarten, el del biopic musical “Bohemian Rhapsody” (2018).