Hanna Jarzabek
20 de junio, Día Internacional del Refugiado

La odisea de los refugiados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia

Desde que comenzó la guerra en Ucrania, Polonia ha acogido a 1,5 millones de refugiados ucranianos y les ha proporcionado la asistencia necesaria, incluidos permisos de trabajo y residencia. Sin embargo, a solo unos kilómetros al norte, en la frontera con Bielorrusia, los refugiados, en su mayoría de Oriente Medio y África, se enfrentan a duras políticas contra la inmigración.

Una voluntaria de Grupa Granica lleva ropa y comida a los refugiados escondidos en el bosque de Bialowieza, en Podlasie, Polonia.
Una voluntaria de Grupa Granica lleva ropa y comida a los refugiados escondidos en el bosque de Bialowieza, en Podlasie, Polonia. (Hanna Jarzabek)

Desde noviembre de 2021, miles de estos refugiados han intentado cruzar el bosque de Bialowieza, el último bosque primitivo de Europa. El bosque ha sido apodado como ‘La jungla’ por algunos refugiados, debido a que es un lugar peligroso y difícil de atravesar, especialmente para aquellos que no están preparados ni familiarizados con el duro clima del noreste de Europa. Muchos refugiados han quedado atrapados en el bosque durante largos períodos de tiempo, enfrentándose a condiciones extremas como falta de alimentos y agua, y en invierno, un alto riesgo de hipotermia y muerte.

Si los guardias fronterizos los atrapan, estos refugiados son devueltos forzosamente a la frontera, lo que a menudo implica ser abandonados en el bosque del lado bielorruso por la noche, sin testigos y con sus teléfonos destruidos para evitar cualquier comunicación con el mundo exterior.

Kasia P., una habitante local y voluntaria en uno de los hospitales de Podlasie, muestra las típicas lesiones que sufren los refugiados por causa del muro construido en la frontera.El trabajo de Kasia consiste en asegurarse de que los refugiados hospitalizados, siempre vigilados por la Guardia Fronteriza durante su estancia en el hospital, reciban toda la ayuda e información necesarias. A menudo tiene que asegurarse de que la persona tenga acceso a un traductor para que los guardias fronterizos no le hagan firmar papeles de «devolución voluntaria» sin que lo sepa. En la foto a la derecha, una voluntaria local muestra en su teléfono la imagen del vídeo en el que un refugiado se quedó colgado boca abajo en la valla fronteriza, con una pierna atrapada. Este vídeo se viralizó en internet en octubre de 2022.

En julio de 2022, el Gobierno polaco finalizó la construcción de un muro de 183 kilómetros a lo largo de la frontera, el cual mide 5,5 metros de altura y está coronado con concertinas. Su principal objetivo es impedir la entrada de inmigrantes pero, a pesar de ello, los flujos migratorios continúan y la situación de los refugiados en el bosque de Bialowieza empeora. Desde el comienzo de la crisis, el Gobierno polaco ha criminalizado la asistencia humanitaria en esta frontera, etiquetando a quienes la brindan como «idiotas y traidores». A pesar de esto, una gran parte de la población local, junto con voluntarios de otras partes de Polonia y del extranjero, han estado ayudando a los refugiados con gran riesgo personal, incluidas multas y arrestos.

En el bosque, los guardias fronterizos han colocado una cantidad importante de cámaras trampa para controlar cualquier movimiento y han estado dificultando el acceso a la ayuda médica. Además, durante los primeros 10 meses, la zona fronteriza estuvo herméticamente cerrada, impidiendo el acceso de organizaciones humanitarias y periodistas a la región. Aunque esta prohibición ya se ha levantado, no se han iniciado actividades humanitarias significativas por parte de grandes organizaciones en el área.

[Esta investigación se ha realizado gracias a una beca del fondo IJ4EU Investigative Journalism for Europe]

Bomberos y Guardia Fronteriza atienden en el bosque a Y.K, un refugiado Sirio con hipotermia. Al no haber muchos médicos en la frontera, los voluntarios han de atenderlos sin apenas recursos.
Un refugiado procedente de Senegal, que había pasado la valla fronteriza por la parte de arriba, muestra las heridas y los cortes causados por la concertina.
Mohammed, de 30 años de edad, es un refugiado procedente de Yemen. En la imagen se ven sus manos sosteniendo la comida aportada por los voluntarios.
Ali (24 años, Siria), con la comida aportada por los voluntarios de Grupa Granica. Ali había sido detenido por los guardias fronterizos y devuelto al bosque del lado bielorruso siete veces. No había comido ni bebido agua potable durante seis días.
Infusión para la administración intravenosa. En general, cuando se llama a una ambulancia, en lugar de esta, llega la Guardia Fronteriza, con los riesgos que eso supone para los refugiados.
Ola G. es una médica que ayuda a los refugiados en el bosque. Vive en Cracovia, tiene tres hijos y desde enero de 2022 se traslada a Podlasie una vez al mes para prestarles su ayuda.
Y.K. es un ingeniero sirio. Había estado oculto en el bosque durante varios días. Según el médico que acompañaba a los voluntarios, se encontraba en estado crítico y no podía moverse por sí mismo.
Un pasaporte sudanés encontrado entre la nieve en el bosque de Bialowieza, situado en la localidad polaca de Podlasie.
En el bosque de Bialowieza existen varios pantanos, algunos de ellos extremadamente peligrosos. En varias ocasiones, los refugiados han quedado atrapados y han requerido rescate. Algunos se ahogaron.