Gotzon Uribe
Crítico musical
MÚSICA

Bennett Wilson Poole

Casi cinco años después de su aclamado debut, Bennett Wilson Poole presentan la continuación de aquel fabuloso disco. Se trata de “I saw a star behind your eyes, don’t let it die away”, un disco lleno de melodías y buenas composiciones. Su primer álbum homónimo fue concebido como un proyecto de colaboración puntual, una serie de acontecimientos fortuitos que comenzaron con una sesión nocturna en la que el trío compuso “Hate Won't Win”. Era una respuesta al asesinato de la diputada laborista inglesa Jo Cox a manos de un hombre vinculado a grupos neonazis, se trataba de una nueva versión de la clásica canción protesta de Crosby, Stills Nash and Young “Ohio”.

El nuevo álbum se gestó de manera similar. Robin (Bennett) y Danny (Wilson) comenzaron a escribir nuevas canciones hasta altas horas de la noche mientras estaban de gira para promocionar el primer disco -una gira que pasó de ser una residencia de tres noches en un pub londinense a una odisea de un año- y, antes de que se dieran cuenta, había suficientes canciones para comenzar a grabar un segundo álbum. Mientras que el primer disco bebía profundamente del folk-rock de la costa oeste de EE.UU. de los 70, el segundo ha sido fuertemente aderezado con la psicodelia británica de los 60, incluso con una portada del legendario artista de la contracultura John Hurford -cuyos créditos incluyen ilustraciones para Oz Magazine e International Times-.

La meticulosa e inspirada producción de Tony Poole ha hilado la nueva tanda de canciones en una delicada sesión de deleite musical. Al igual que en el primer álbum, las letras no rehúyen los temas de actualidad. Al final de ese año de gira, la banda ya tocaba “I Wanna Love You (But I Can't Right Now)”, reflexionando sobre el estado de la política estadounidense, pero optimistas de que los problemas son solo temporales. Muchos de los temas del nuevo álbum cuentan con la sección rítmica de Fin Kenny (batería) y Joe Bennett (bajo).

El título del álbum procede de la letra de “Help Me See My Way”, el primer single, una plegaria para pedir fuerza en tiempos difíciles. La ensoñadora positividad de la frase “I saw a star behind your eyes” (Vi una estrella detrás de tus ojos) se atempera con la súplica “don't let it die away” (No dejes que se apague).

Aclamados por la crítica por derecho propio, las credenciales de Danny Wilson se remontan a los días en Grand Drive con su hermano Julian y sus espléndidos álbumes liderando sus Champions of the World. Por su parte, el grupo Starry Eyed and Laughing de Tony Poole fueron aclamados como “los Byrds ingleses” gracias a sus dos álbumes publicados por la CBS a mediados de los 70 y desde entonces se ha labrado una envidiable reputación como productor e ingeniero. Robin Bennett no ha cesado de producir canciones atemporales desde su base de Oxfordshire en bandas como Goldrush o The Dreaming Spires.



Girl Ray

Girl Ray, el trío del norte de Londres formado por Poppy Hankin, Iris McConnell y Sophie Moss, publica su esperado tercer álbum a través del sello Moshi-Moshi. Coproducido por el productor ganador de un Grammy, Ben H. Allen (M.I.A, Gnarls Barkley, Christina Aguilera, Deerhunter) junto con la cantante y compositora de la banda, Poppy Hankin, es un trabajo que reluce de alguna manera el encanto caótico que tenía su debut “Earl Grey” (2017) junto a la querencia hacia el R&B más indie de su álbum “Girl” (2019). Pero en este nuevo disco inyectan de refuerzo sonidos de sintetizadores que les llevan al disco-pop de los 80. Un sonido que recuerda a artistas como Ladyhawke.