BERTA GARCIA
CONSUMO

Microcréditos rápidos

Septiembre ha llegado y, como cada año toca planificar la vuelta a las aulas de la “gente menuda” y afrontar la compra de material escolar, ropa y calzado, así como otros gastos derivados de actividades docentes y que pueden subirse a la parra por alumno. Esto hace que muchas familias puedan plantearse contratar microcréditos rápidos para obtener de forma “sencilla” cantidades de dinero, no muy elevadas, sin necesidad de aportar unas garantías mínimas como una nómina o aval.

¡Ojo!, porque en la sencillez y rapidez con la que muchas empresas prestan dinero hay que advertir que detrás, generalmente, se esconden tipos de intereses elevados, plazos muy cortos para la devolución del préstamo, la posibilidad de un mayor endeudamiento si no se paga, la incorporación a ficheros de morosos, o incluso que la deuda se venda a una empresa de recobro.

RECOMENDACIONES.

El riesgo cero no existe y tenemos experiencia sobrada como para saber los vaivenes de la economía: carestía en las hipotecas, inflación o medidas paliativas por la crisis energética (luz, gas, precio de alquileres, etc) que de un momento a otro se acabarán. Toca pues actuar de forma responsable ante la cuesta de septiembre y valorar nuestra capacidad de endeudamiento. Aquí van algunas recomendaciones:

Informarse a través de los centros escolares de los programas de libros gratuitos basados en sistemas de préstamo, etc.

Utilizar las bibliotecas para tomar prestados los libros de lecturas recomendadas para el curso, y/o valorar comprar a través de las llamadas plataformas de consumo colaborativo y de segunda mano, por ejemplo.

Hay que agotar hasta el último cartucho imaginativo antes de recurrir a los microcréditos rápidos.