7K - zazpika astekaria
CINE

«Misión a Marte»

Los hermanos Del Pozo, tíos del director Amat Vallmajor, protagonizan esta película que pasó por la Semana de la Crítica de Berlín y ha sido galardonada en Gijón y Novos Cinemas.

Misión a Marte” es una road-movie futurista, cariñosa, lisérgica y surrealista entre el Empordà, Euskal Herria y, cómo no, Marte. “Misión a Marte” es una de esas películas que los archivistas descubrirán en un futuro muy, muy lejano y tendrán problemas en situar. La ópera prima de Amat Vallmajor quizás encaja en las formas modernas del primer Jim Jarmusch (“Dead Man”, 1995), si este hubiera conocido la ciencia-ficción destartalada de Chema García Ibarra (“Espíritu sagrado”, 2020), y a Vallmajor le gusta citar la “Nebraska” (2013) de Alexander Payne.

Pero por más paredes que construyamos a su alrededor, siempre parece que la película se nos escapa de las manos. “Misión a Marte” es, antes que nada, el viaje de los tíos de Amat, Txomin del Pozo y Gerardo “Gene” del Pozo, dos hermanos llamados a la aventura al planeta rojo… Aunque no salgan nunca de su coche. Detrás, tratarán de dejar la Tierra (un lugar desierto y tóxico) y a Mila del Pozo, hermana de ellos, que se preocupa demasiado. Sí, delante quizás no tengan mucho futuro, aunque qué más da, si nunca creyeron demasiado en él.

“Misión a Marte” fue producida como trabajo de fin de curso en Elías Querejeta Zine Eskola. La escuela guardaba en su almacén una enorme máquina de revelado analógico de los años cincuenta, que pusieron en marcha prácticamente solo para tratar su cinta en 16 mm. El escaneado de la película es obra del propio Vallmajor y de Jorge Castrillo (director de fotografía con Alba Bresolí), ambos aficionados, de ahí la estética fea y destripada de las imágenes en blanco y negro. Vallmajor explicaba a GARA: «Creo que esta estética medio ruidosa tiene sentido para hablar de una generación como la de mis tíos». Esa fue una generación de obreros muy politizados, muy escépticos ante las palabras vacías y proferidas por un sistema que los condenó al ostracismo.

Hertzainak, banda punk de la que “Gene” fue miembro fundador, pone música a la película. Amat Vallmajor es uno de los nombres a tener en cuenta para entender el cine estatal del presente, un panorama que cada vez vira más a lo colectivo. A Vallmajor lo descubrimos como protagonista de la excelente “Cineclub”, de Carles Porres y Mireia Schröder, aunque ya entonces quedaba claro que había escrito y seguramente inspirado gran parte del espíritu de la película. Hoy Amat, ampurdanés formado entre Barcelona y Donostia, ha vuelto a su pueblo natal para abrir una pizzería. Cineastas como él nos demuestran que el cine no tiene por qué ser una carrera con la que perder el aliento: que se pueden hacer películas mucho más disfrutonas (por ende, mucho mejores) sin perseguir ninguna piedra filosofal. “Misión a Marte” tuvo su première internacional en la prestigiosa Semana de la Crítica de Berlín, después de ser galardonada en Gijón y Novos Cinemas.