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IRUDITAN

¿Salto al vacío?

(Manan Vatsyayana AFP)

Parece estar flotando en el aire o saltando al vacío en la oscuridad, pero el bañador da una pista para situarla en una competición deportiva, concretamente en la final femenina de saltos en plataforma de 10 metros durante los Juegos Asiáticos disputados hasta hace una semana en Hangzhou, la provincia oriental china de Zhejiang. Chen Yuxi mira a la cámara mientras salta en casa y el fotógrafo capta toda la belleza de una disciplina tan elegante como ingrata. En ella, los jueces puntúan todo: la carrera de aproximación, el impulso, la elevación, la ejecución y la entrada en el agua donde hay que salpicar lo menos posible porque cuenta hasta la cantidad de agua desplazada. En la antigua Grecia, en las islas y costas del Peloponeso ya se practicaban saltos y hasta se hacían concursos. Disciplina olímpica, pese a ser minoritaria, su práctica requiere máxima concentración y precisión, y el resultado está a la vista: esfuerzo, incluso con vendajes, mientras realiza figuras aéreas con una ejecución lo más perfecta posible y con una estética impecable. Pero hay riesgos, porque se suele decir que la prueba de 10 metros es el equivalente a saltar desde un edificio de tres pisos, lo que puede provocar lesiones por esfuerzo repetitivo al caer. Recordamos que son varios saltos. Si los datos de audiencia televisivos de la natación en grandes competiciones siguen en caída libre y el desinterés crece, ¿qué dirán las practicantes de estos deportes acuáticos? Casi como un salto al vacío.