Àlex Romaguera
Entrevista
Ana Sánchez
periodista y fotógrafa

«Al fin y al cabo, los refugios son el espejo de la sociedad que los construye»

(David Ruano)

¿Qué tienen de particular los refugios antiaéreos de Barcelona? Se caracterizan por su carácter interclasista y comunitario. Y eso ocurre porque el republicanismo está muy arraigado entre la sociedad y las instituciones, que piensan en un modelo que proteja al conjunto de la población.

¿No sucede lo mismo en otros países? En Inglaterra, los técnicos valoraron la perspectiva colectiva con la cual se concibieron en la capital catalana. Así les propuso el ingeniero Ramon Parera. El problema fue que, tanto el ministro del Interior, John Anderson, como el primer ministro, Winston Churchill, rechazaron este tipo de refugios esgrimiendo que Londres no podía dar cobijo a todo el mundo, que no se tenían que mezclar clases sociales y, lo más surrealista, que “un inglés no se esconde de las bombas”.

¿Qué estilo de refugios proyectaron? Optaron por los privados, lo que ponía a relucir los valores individualistas que dominaban en la sociedad inglesa. De manera que únicamente las clases altas, que disponían de jardines, pudieron abrir algunos, mientras que en barrios como East End, se quedaron sin espacios donde refugiarse. El resultado fueron 43.000 muertos, lo que provocó que Churchill perdiera las siguientes elecciones.

¿Y en el resto de Europa, que ocurrió? Tampoco encontramos una réplica de iniciativa cívica organizada. Al contrario: lejos de los principios de igualdad y solidaridad que ofrecían los refugios de la Barcelona republicana, en la mayoría de sitios se abrieron con el fin de proteger al poder. Sucedió en Berlín, donde el Tercer Reich estableció una red de refugios para las élites construida por mano de obra esclava proveniente de Rusia; y lo mismo ocurrió en Italia: Mussolini los hizo construir para salvaguardar las estructuras burocráticas ligadas al poder.

¿No concebió refugios para la población? Si existe alguno, fue por iniciativa de un vecino a título personal que buscó protegerse de los bombardeos. Al fin y al cabo, los refugios son el espejo de la sociedad que los construye, y por desgracia, la capacidad colectiva de trazar estos espacios de resistencia popular tan solo la vemos en Barcelona.