Siempre nos quedará Tasmania
Paolo Giordano (Turín, 1982) tenía 26 años cuando publicó “La soledad de los números primos” (“Zenbaki lehenen bakardadea”, Alberdania), la novela que le catapultó a la fama. Hoy considera que ese libro fue como su «pecado original» y cree -espera- haber dejado atrás su «larguísima sombra». Entre sus trabajos posteriores se encuentra el breve ensayo “En tiempos de contagio” (“Kutsaldian”, Erein), un texto de urgencia, lúcido y necesario, sobre la pandemia del covid-19 y la crisis que padecemos. Este libro que traemos hoy aquí es su quinta novela y sí, definitivamente no tiene nada que ver con aquel debut literario. En este narra la complejidad del presente y plantea muchos de los dilemas de los actuales tiempos. El título hace referencia a Tasmania, esa isla «lo bastante al sur como para escapar de las temperaturas extremas», donde uno podría refugiarse en caso de apocalipsis.
Todo es crisis en “Tasmania”, desde la crisis del planeta hasta las crisis personales de los personajes que transitan por la novela, empezando por el protagonista y narrador, una figura que se parece mucho al autor, aunque no necesariamente sea él. El libro está imbuido de la vida de este y de las personas que le rodean. Está Lorenza, su compañera sentimental, una mujer mayor que él, sabia y lúcida, que sabe esperar a que pasen las constantes crisis de su pareja. Está Giulio, su amigo desde la universidad, físico como él, que se encuentra inmerso en una batalla legal con su expareja por la custodia de su hijo. Está Curzia, una reportera en zonas de conflicto -«piensa en un lugar de mierda y seguro que figura en mi pasaporte», le dice al protagonista-. Está Karol, un sacerdote que encuentra la felicidad donde nunca lo hubiera imaginado. Y, sobre todo, está Novelli, un climatólogo que habla más que escucha, que se convierte en un físico-estrella y que acaba cayendo por su propia egolatría. La novela se desarrolla entre 2015 y 2020, y aborda temas como el cambio climático -sobre todo-, el negacionismo, el valor -o no- de la ciencia, el miedo, la desigualdad de género, la paternidad, las relaciones de pareja... «Si te paras a pensar, no he escrito nada nuevo: cambio climático, pobreza, guerras...», señalaba el autor en una entrevista. Entonces, ¿por qué escribirlo? «Escribo sobre todas las cosas que me hacen llorar». Es la última frase del libro, cuyo mérito fundamental radica en la propia narrativa de Giordano y en la perspectiva que utiliza para abordar todos esos temas de los que parece está todo dicho.