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CINE

«Pobres criaturas»

La actriz estadounidense Emma Stone posa con el premio a la Mejor Interpretación Femenina en los recientes Globos de Oro por la película «Pobres criaturas». (Robyn Beck | AFP)

Me entusiasma pensar que alguien, algún día, pasará de las “Pobres criaturas” de Lanthimos a las pobres criaturas de Lanthimos en “Kinetta” o en “My Best Friend”. No porque dichas películas necesiten de aprobación mainstream alguna, sino solo porque nuestra cinefilia se formó también sin hoja de ruta previsible, por naufragios embarrancados en tal o cual descubrimiento, accidentes que hicimos nuestros sin dudar.

Peñas, abrazos: en todo caso, el cine se hace por contacto. Yorgos Lanthimos entró por primera vez en contacto con Emma Stone en 2015, durante el tramo final del rodaje de “La La Land”. Por aquel entonces, el cineasta griego había empezado a ganar notoriedad en la industria gracias a la nominación de “Canino” a Mejor Película de Habla No Inglesa en los Óscar de 2011 y a la inquebrantabilidad de su cinismo, muy en boga con los carriles autorales descarnados de principios de los dos mil dieces (de “Copia certificada” a “La caza”, incluso “La piel que habito” mostraba al Almodóvar más frío). Emma Stone admite que, a pesar de la suma curiosidad que le despertaba ese proyecto llamado “La favorita”, tenía algo de miedo por conocerle.

La amistad que surgió entre Stone y Lanthimos, claro, es la sinergia que nos lleva hoy a hablar de “Pobres criaturas”, segunda película de este mano a mano (tercera, contando un corto experimental de 2022) entre un europeo modernoso y una estrella con músculo, que ya produce y que no nos extrañaría ver en un salto a la dirección a lo Bradley Cooper. Aquí Stone moldea con decisión a Bella Baxter, una criatura de Frankenstein revivida y adoptada por el mad scientist Dr. Godwin Baxter (Willem Dafoe) y su dócil asistente, el muchachito Ramy Youssef. Muñeca destartalada, Bella vivirá en sus carnes un auténtico Bildungsroman que le enseñará primero a caminar y hablar, luego (y por gracia de un romance tóxico con el galán-patán interpretado por Mark Ruffalo) le destapará los entresijos del placer y las violencias patriarcales, para finalmente darle herramientas en pos de una independencia empoderada. Es “Barbie”, sin el rosa.

Que no sin la pirueta visual. En modo horror vacui total, Lanthimos recoge la novela original de Alasdair Gray (“el William Blake de Glasgow”) y da rienda suelta a sus directores de producción James Price y Shona Heath, colaboradora habitual del fotógrafo de moda Tim Walker. Por su parte, arranca forma y fondo con un trabajo de cámara a base de lentes ultradeformantes, trampantojos varios e interpretaciones sardónicas (rocambolesca, “Pobres criaturas” es una película que compraríamos en formato físico solo para saber cómo se rodó). Argumento resultón y virguería convencida, suficiente para ganar el León de Oro en Venecia y dos Globos de Oro, a Mejor Comedia y a Actriz… Ahora falta que la taquilla acompañe.