02 JUN. 2024 PANORAMIKA Hábitats Una de las casas de Juana García-Pozuelo, que se pueden ver en la exposición «Pequeños crímenes sin importancia» de la Galería Espacio Marzana de Bilbo. (Laura Díez) Laura Díez Desde la exaltación de la libertad creativa, la fantasía y los sentimientos, el romanticismo generó una serie de mitos sobre la naturaleza dando lugar al misticismo y a la evocación de lo espiritual. Admiramos la naturaleza y a la vez nos resulta inquietante por todo aquello que desconocemos y por la fuerza que puede llegar a ejercer escapando a nuestro control. El ser humano busca construir paisajes a su medida para lograr que nos transporten a aquellas realidades alternativas que buscamos. Juana García-Pozuelo (Logroño, 1978) presenta en la Galería Espacio Marzana de Bilbo su exposición “Pequeños crímenes sin importancia” y se puede visitar hasta el 10 de junio. Las mansiones americanas, la naturaleza manipulada junto con una serie de componentes oníricos son temáticas habituales en la obra de García-Pozuelo. Genera escenografías que nos invitan a descubrir los secretos que se ocultan tras esos muros o jardines, como si de escenarios de una película se tratara. En esta exposición presenta principalmente una serie de casas en miniatura y también podemos ver una serie de esculturas clásicas que parecen emerger de medios acuáticos en medio de la noche, lo cual otorga si cabe un mayor enigma a la obra. Son combinaciones alegóricas de figuras y paisajes sometidos a fenómenos climáticos extraños. Estas casas se inspiran en la arquitectura popular estadounidense que la artista reinterpreta para sugerir la existencia de dimensiones paralelas, explorando temas como la soledad, la introspección y la vulnerabilidad humana frente a las fuerzas naturales. Juana García-Pozuelo se distingue por su capacidad para transformar elementos cotidianos en escenas de gran profundidad simbólica y emocional, creando composiciones cuidadosamente equilibradas que crean un sentido de unidad visual. Juana García-Pozuelo se inspira en movimientos como el surrealismo, el simbolismo, el ocultismo o la literatura fantástica, mirando siempre a su alrededor sin perder la capacidad de asombro y extrañeza. Recuerdo cuando era pequeña y leíamos aquella serie de libros titulados “Pesadillas” e imaginábamos los contextos en los que ocurrían todas esas historias de miedo para adolescentes. Estas casas me retrotraen a esas lecturas y me pregunto qué relatos estarán detrás de estas pinturas. En sus procesos de trabajo, García-Pozuelo se nutre de sus experiencias personales y de un archivo de documentación visual que va coleccionando y lo trabaja a través de la foto, el collage o el dibujo para con ellos ir componiendo la imagen que busca, siempre sin dejar de lado una mirada crítica y analítica sobre aquello que aborda. La obra invita a quedarse un rato contemplando el detalle de sus pinceladas, cuadros que son como pequeñas ventanas a un escenario de un guion todavía no escrito y que el público puede crear.