Todo artista cuenta con un eje conceptual sobre el que hace girar -bamboleándose a mayor o menor distancia de él- su obra, por muy diversa que esta sea. En el caso de la autora británica, las múltiples formulaciones que su escritura ha adoptado lo han hecho aferradas, de maneras diversas, a una incesante reflexión sobre el continuo proceso de reconstrucción vital al que inevitablemente estamos supeditados. Aspecto que por supuesto condiciona también una nueva publicación que acepta el reto de sumergirse en el brumoso terreno donde habitan los indicios que generan la incertidumbre existencial.

En este caso, la interpelada por esa incógnita, se trata de una joven y talentosa pianista a la que el colapso sufrido durante una de sus actuaciones, simbólicamente representado como la incapacidad de seguir interpretando notas escritas por manos ajenas para ir en busca de su propia banda sonora, empuja a someter a análisis su pasado. Retirada, y solo dedicada a dar clases particulares muy concretas en distintos lugares de Europa, su periplo, acompañado por los reiterados encuentros con una misteriosa mujer que hace las veces de su “doppelgänger”, significa reconstruir y cuestionar una biografía iniciada bajo una pronta adopción por parte de un concienzudo maestro que, más allá de sus enseñanzas musicales, se convertirá en la única figura paterna.

La pulcritud y delicadeza poética que caracteriza a las descripciones utilizadas a lo largo de las páginas consiguen posarse como un manto vaporoso sobre una historia que escoge un cierto tono de ensoñación, del que no quedaría muy alejado Patrick Modiano, como forma expresiva. Elaboración de un sugerente espacio, donde los límites entre realidad y ficción no siempre se consiguen vislumbrar, en el que buscan acomodo una serie de personajes -en continuo debate interno- que, su enunciación fragmentada, al modo de Rachel Cusk, posibilita integrarles como parte de una sinfonía común, bella pero destinada a buscar la emoción en esos rincones que no queremos, o sabemos, exponer con claridad.

Todo proceso que aspire a desvelar en su más rotunda integridad quiénes somos y cuál es nuestro verdadero relato personal significa un procedimiento que no siempre es fácil de afrontar. La protagonista de esta novela lo emprende, quizás de manera involuntaria o subconsciente, en compañía de un lector convertido en cómplice de un fascinante y lírico viaje donde se asume que las respuestas más trascendentales suelen surgir de aquellas preguntas que resulta doloroso enunciar.