Y Gerrard la jodió....
El capitán «red» es expulsado a los 38 segundos en su último Liverpool-United, y el Bayern pierde en casa once meses después.
‘‘Gracias capitán: sobre el terreno de juego, un campeón increíble, pero faltaste al respeto a los que te han querido’’, se podía leer en una pancarta de los tifosi rossoneri dirigida al portador del brazalete del Milan, el gran Paolo Maldini, el de los ojos verdes y melena despeinada, que vistió los colores rojo y negro durante 21 años y acumuló innumerables títulos. Era su despedida, 2-3 ante la Roma en el mismo San Siro, y algunos no le perdonaban sus críticas cuatro años antes a propósito de los silbidos de los aficionados tras la final de la Liga de Campeones perdida ante el Liverpool a los penaltis. Zinedine Zidane nos dejó sus ‘marsellesas’, tardes y noches de quilates, entorchados, pero siempre le perseguirá aquel cabezazo a Marco Materazzi en el Mundial de 2006 con el que dijo adiós al fútbol.
«Gerrard la jodió... otra vez», se mofaban los fans del Manchester United este domingo recordando el resbalón del jugador la pasada temporada en el crucial partido por el título ante el Chelsea y que propició un gol de los Blues. Esta vez era su último clásico del fútbol inglés y el gran capitán red dejaba en inferioridad a los suyos tras ver la cartulina roja por un pisotón al bilbaíno Ander Herrera. Solo habían pasado 38 segundos desde su salida al campo desde el banquillo y tras el descanso. El marcador final, 1-2 a favor del archirrival y dolorosa derrota del Liverpool que no había mordido la hierba en todo este 2015.
Era un 29 de noviembre de 1998, un joven Steve de solo 18 años hacía su debut con los Reds, en una hornada de jugadores en la que figuraba también Michael Owen, el niño de oro. Cinco años después, aquel chaval introvertido y autocrítico, nacido en Merseyde, cerca de Anfield, se hacía con el brazalete del Liverpool. Había ingresado en el club con solo nueve velas sopladas. Cumplía un sueño, marcado por el llanto: años antes, su primo John-Paul era una de las víctimas de la tragedia de Hillsborough y desde entonces le dedica cada gol suyo. «Yo juego al fútbol por él», ha dicho siempre. Siempre red, ni siquiera aceptó una suculenta oferta del Chelsea en 2005, era traicionar a su familia, a sus colores.
Es historia Red. Es Steven Gerrard, el hombre que patinó sobre el césped de Anfield y puso en bandeja la Liga al Chelsea, el hombre que fue expulsado este domingo y facilitó la victoria del United. «Él se pone su capa de Superman, entra al campo y cambia la dinámica del juego. Eso es lo que hacen los grandes jugadores», dijo una vez su actual técnico Brendan Rodgers.
Pero a veces ese ímpetu se le vuelve en contra. Como ahora. «La expulsión fue correcta. Defraudé a mis compañeros, al entrenador y a los aficionados. Asumo mi responsabilidad», se lamentó el capitán al término del encuentro. Gerrard ha visto 4 rojas en su carrera: 2 contra el United y 2 contra su vecino el Everton. Dos partidos que significan mucho para él. Simbólico.
Este era su último duelo –antes de poner rumbo a la MLS estadounidense– entre dos ciudades separadas por solo 30 kilómetros y un abismo futbolístico. «No estamos hablando sólo de dos clubes, sino de dos ciudades, de dos historias increíbles, de dos entidades que están convencidas de ser las mejores del mundo. O sea, que hay mucho ego en juego», lo resumía Lee Sharpe, exred devil. Así desde 1895, primer cara a cara con balón de por medio. Partidos que han visto de todo. Odios y respetos. Es la lucha por ser el ‘grande de Inglaterra’. Y todos dan todo. Como Gerrard. O casi todo, como el gran George Best. «Elegir entre marcar un golazo a Liverpool o acostarme con Miss Mundo es una difícil elección. Por suerte, hice ambas cosas». Genio, figura y mancunian.
La Premier nos ha deparado un Chelsea que sigue líder aventajado a pesar de que ganaba 0-2 a los diez minutos y en 74 segundos el Hull City le empató. Por suerte para los de José Mourinho, marcaron uno más. Otro grande, John Terry, jugó su partido 450 en Premier y seguro que fiel a sus manías, sentado siempre en el mismo asiento del bus... pero sin esas espinilleras que no se quitó en diez años y perdió en un partido ante el Barcelona. A los de Londres apenas les hacen falta cinco victorias más en los ocho partidos que restan para levantar el título, y de esos choques tres son contra United y Liverpool en casa, y Arsenal fuera.
El City –el colegiado del partido pidió después disculpas por su error expulsando a un jugador del West Brown en el minuto 2– es segundo, pero el Arsenal está ya a un solo punto, gracias a dos nuevos goles del francés Giroud. Y el United a uno de los Gunners, aupado por el buen rendimiento que le está dando el tándem, otrora defenestrado por Louis van Gaal, Mata-Herrera. Y mientras Harry Kane a lo suyo, tres goles y primer jugador del Tottenham que alcanza 29 dianas en una temporada desde que lo hiciera el alemán Jürgen Klinsmann en la 1994-95. Destacado máximo goleador de la Premier, Kevin Phillips fue el último jugador nativo en serlo, y de eso hace ya 15 años.
Ibrahimovic hace tres
En el Calcio, el seleccionador nacional italiano Antonio Conte mira y mira la tabla de Capocannonieri y no hay manera. De los diez máximos goleadores de la Seria A solo cuatro autóctonos, y de ellos, Toni y Di Natale cuentan ya 37 años y Quagliarella 32. Así que lo que daría por un ‘Apache’ Tévez que con otro golazo marca de la casa volvió a salvar los muebles a la Juventus.
La Roma ganó y eso es noticia, a falta de Totti, lesionado y viendo a su hijo de 11 años dar una asistencia, bueno es De Rossi, el otro gladiador gialorroso, alma y corazón romano. Su gol sirvió para apaciguar a la hinchada y de paso evitar que el eterno rival, la Lazio, les arrebatara por la derecha el segundo puesto. Y en tanto el Napoli, sumido en otra minicrisis, empata en casa, Rafa Benítez es expulsado y cae hasta la quinta plaza.
Apreturas para meterse en Europa y más emoción que el final de la singladura de Marco y su mono Amelio en la cabeza de la Ligue 1. Como si nadie quisiera ganarla. Venía el Marsella de Marcelo Bielsa trastabillado y el fin de semana dio un golpe encima de la mesa, 0-4 al Lens, y se engancha a la pugna a solo dos puntos del liderato que ahora ostenta el PSG, y entre ambos el Lyon, que perdió en casa. Protagonismo, pero en positivo, para Ibrahimovic, que respondió a sus críticos con tres goles en el Parque de los Príncipes, y suma ya 17 esta campaña.
El que se despistó fue el Bayern de Munich. O quizá el mérito haya que otorgárselo a su rival el domingo, los ‘potros’ del Borussia Monchengladbach y, sobre todo, a su meritorio técnico, desconocido por estos lares pero con un futuro prometedor. Incluso Pep Guardiola reconoció tras perder 0-2 en el Allianz Arena, con una posesión a su favor del 68%, que Lucien Favre es uno de sus entrenadores favoritos en la Bundesliga.
En 46 visitas a Baviera, el Gladbach solo ha cosechado tres victorias, la última esta jornada. Y la clave de ese 0-2, del considerado mejor sistema defensivo del campeonato y del tercer puesto que ocupa, es este técnico helvético de 57 años que con el Hertha Berlin alcanzó la cuarta posición del campeonato en 2009 y suya fue la responsabilidad de cambiar el status del Borussia, un equipo que era colista y se dirigía hacia el descenso cuando Favre asumió ese banquillo a comienzos de 2011: 4º en 2012, 8º en 2013 y 6º en 2014.
El Bayern y Pep son sus últimos conquistas. Hasta Manuel Neuer ‘cantó’. 11 meses después perdieron en casa. Como diría Arsene Wenger, «si usted come caviar todos los días, es difícil volver a las salchichas». Y esta jornada, visita al ‘muro amarillo’ del Signal Iduna Park de Dortmund. I love this game!