07 ABR. 2015 KOLABORAZIOA Rajoy pone la pica en Gasteiz, el Centro Memorial Juan Mari Zulaika Miembro de Goldatu Lo que a los Tercios españoles les resultó tan costoso, Rajoy en un pispás toma por sorpresa la capital del pequeño Flandes vasco, Gasteiz, y planta la pica española, inaugurando el Centro Memorial por las Víctimas del Terrorismo. Urkullu, aunque a regañadientes por el falseamiento del proyecto, asiente el trágala. Los socialistas aplauden también, solo un pelín enfadados, por no reconocerles la autoría de la idea, desde Zapatero a Patxi. Unos y otros acatan un Centro Memorial que discrimina una parte de las víctimas. Su obsesión por realzar las de ETA, les lleva a recortar la historia por la mitad y falsear la verdad. Con urgencia por las elecciones, Rajoy descubre una placa de quita y pon que la retira al marchar, pero el acto tiene su transcendencia innegable. Inaugura a tal fin un soberbio edificio, antes Banco Central, dotándole de 5 millones de euros para obras y un proyecto jaleado por un tropel de intelectuales de marcada tendencia política. Como enfatiza el sociólogo Asier Blas, Rajoy pretende «marcar el terreno de juego de la memoria histórica» cara al futuro, omitiendo las páginas negras de la guerra y la dictadura franquista y enfocando exclusivamente a las víctimas de ETA, como hizo la cruzada de los vencedores franquistas: olvidar sus crímenes y criminalizar al resto. Este centro simboliza el relato excluyente y partidista que agudiza la crispación, máxime cuando subrepticiamente meten en el mismo saco victimarios y parte de la sociedad que resiste al yugo centralista. Así se entiende la diatriba que lanzó impunemente el representante del PP a los de la bancada de enfrente en el Parlamento: «Vosotros ponéis los asesinos». De entrada, el centro resulta ya, sin más, una afrenta directa a las víctimas del 3 Marzo de Gasteiz, obreros indefensos asesinados por la Policía, a quienes se les viene negando la propia calidad de víctimas dejándolos fuera. La sociedad alavesa, que evitó que se nombrara de aquella manera a la nueva estación de autobuses, no ha podido evitar esta tropelía. Y ¿dónde quedan las víctimas de la guerra y de la dictadura? Por mucho que la secretaria actual del PP responda coléricamente por el suceso de Durango que «tienen condenado desde siempre el franquismo», lo cierto es que no dan un euro por sus víctimas y desoyen las reiteradas recomendaciones de la ONU en orden a revisar los crímenes franquistas de lesa humanidad. Por favor, no recortéis la historia, que no comienza en el 60, sino en el 36. ETA surgió precisamente como una reacción a la dictadura franquista. No se entiende vuestro empeño en ocultar tal época, de no ser por el temor de que os descubran algo de su ADN. Por su parte, el Gobierno Vasco anda enredado en iniciativas, planes y decretos por la Memoria, pero sin conseguir contrarrestar ante la opinión pública la doctrina y práctica abiertamente excluyentes del Gobierno central. Es cierto que defiende una posición manifiesta a favor de todas las víctimas, incluidas las de motivación política, pero no consigue emplazarla con nitidez y coherencia. Se debate en el terreno de las buenas intenciones y por mor de un imposible consenso se queda esperando a un Godot que no ha de llegar como es el PP. Y el PSE aprovecha estas debilidades para arrimarse al PP. Ambos han abandonado su participación en la Ponencia de la Memoria. Para el plantón, esgrimen el «suelo ético» como argumento arrojadizo, sin percatarse de que tal argumento se les vuelve como boomerang, a poco que se mire la historia. EH Bildu, sin embargo, persiste dentro de la Ponencia, aunque tiene tantas o más razones que aquellos para abandonarla. Pero el PNV no se lo reconoce y sigue sin querer encarar el chantaje al que le someten los dos partidos unionistas. Entiendo que le resulte duro y comprometedor admitir que la izquierda abertzale tiene mejor disposición que los aludidos en esta apuesta por la convivencia. A ver si los textos que dicen intercambiar PNV y Sortu traen mejor suerte. Lo demás, transcurrirá la legislatura de bronca en bronca en el Parlamento haciendo saltar a la mínima la caja de los truenos. No creo que el proyecto del Plan de Paz y Convivencia vaya cumpliendo las previsiones, como aseguró Jonan Fernández. Al menos, no lo percibimos así desde la sociedad. Urkullu mismo reconoce que está atascado el proyecto. La sociedad vasca necesita que los compromisos, como el Instituto Vasco de la Memoria y las 12 prioridades, se hagan realidad cuanto antes. El apoyo que le niegan los partidos puede encontrarlo, si lo busca, en la sociedad. Y la autocrítica hay que exigirla por igual a todos los que han dejado pelos en la gatera. Por favor, no recorteis la historia, que no comienza en el 60, sino en el 36. ETA surgió precisamente como una reacción a la dictadura franquista. No se entiende vuestro empeño en ocultar tal época, de no ser por el temor a que os descubran algo de su ADN