19 ABR. 2015 Proceso de diálogo entre las FARC y el Gobierno colombiano Santos ve preciso acelerar el diálogo con las FARC y Washington le apoya El recrudecimiento de los enfrentamientos en Colombia, con la muerte de once soldados, y el reinicio de los bombardeos sobre las FARC no han parado el diálogo pero introducen nuevas coordenadas. El Gobierno colombiano, con respaldo expreso de EEUU, asume que hay que poner plazos a La Habana; en otras palabras, acelerarlo. GARA BOGOTÁ El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, habló ayer de «ponerle plazos» al proceso de diálogo con las FARC tras la muerte de once militares en el departamento del Cauca. «La paciencia se agota», afirmó durante los homenajes a los fallecidos. Pero también remarcó que «la paz es un bien de todos y buscarla también lo es». «No queremos más escenarios desgarradores de padres enterrando a sus hijos como el que acabo de vivir cuando acompañé al padre del soldado José Wilfredo en la misa con su familia», incidió. «Me uno a todas esas voces que hoy desde distintos rincones de la patria están diciendo: No más FARC, no más violencia. Yo también digo: no más FARC, no más violencia. Por eso estoy buscando la paz. Y es precisamente por eso que tenemos que acabar con este conflicto. Señores de las FARC: escuchen el clamor nacional. No se hagan los sordos ante lo que los colombianos les estamos gritando: llegó la hora de acabar la guerra. La paciencia se nos agota. Hay que ponerle plazos a este proceso. Y si quieren la paz, tienen que demostrarlo con hechos y no con palabras», exclamó. La idea de acelerar el proceso fue lanzada el mismo jueves por el vicepresidente, Germán Vargas Lleras, quien en una entrevista aseguró que poner fechas límite evitaría que los diálogos se prolongaran indefinidamente y reduciría los riesgos de confrontación. «Habrá que tomar una decisión pronto», remarcó. La Casa Blanca respaldó la postura del presidente colombiano. «Apoyamos su decisión de mantener las negociaciones de paz, pero también de levantar la suspensión de los bombardeos aéreos contra las FARC», declaró la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, en un comunicado. «Es nuestra sincera esperanza que los negociadores alcancen pronto un acuerdo que traiga la paz para todos los colombianos», añadió. Las FARC responderán el lunes El coordinador de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, advirtió durante la presentación en Bogotá del libro “Reconciliación: el gran desafío de Colombia” que «lo del Cauca puso todo en peligro». No obstante, subrayó –«sin juzgar las medidas del presidente»– que «el fin del conflicto se produce cuando alguien decide salir de la lógica de la respuesta». Desde La Habana, el delegado de las FARC Ricardo Téllez anunció que mañana ofrecerán una rueda de prensa para exponer la posición de la guerrilla sobre las exigencias de Santos. Aunque desde el inicio del proceso, hace más de dos años, la guerrilla ha rechazado la idea de una «paz express», es también cierto que en sus intervenciones públicas ha insistido en la necesidad de avanzar en la agenda y de «parar esta guerra». Poco después de que se difundiera la noticia de la muerte de los militares, el delegado Pastor Alape llamó a una «reflexión nacional» y lamentó estas muertes de «compatriotas». «Que no haya más madres llevando a sus hijos al cementerio o llorando mientras los comandantes guerrilleros les dicen en qué lugar de la selva quedó enterrado su hijo», manifestó. «Lo que están clamando los campesinos es que ese cese unilateral se extienda y sea bilateral. Estos hechos hay que pararlos», insistió Alape. En la misma línea, el dirigente de las FARC Timoleón Jiménez consideró que los diálogos «no se pueden romper por ningún motivo». En la entrevista concedida en marzo a GARA, el miembro del Secretariado de las FARC y jefe de la subcomisión técnica para la terminación del conflicto Carlos Antonio Lozada aseguró que «cada vez es mayor la credibilidad y confianza entre las partes, lo que a su vez constituye un gran activo para enfrentar los momentos difíciles». Este es uno de esos «momentos difíciles». Y aunque la premisa inicial fuera la contraria, irremediablemente lo que ocurre «en el campo de batalla» acaba por afectar a la mesa de conversaciones en La Habana. Sobre lo ocurrido en el departamento del Cauca, las FARC afirmaron en un comunicado fechado el pasado jueves en las «montañas de Colombia» y colgado en la página web de la delegación de paz que fue «un enfrentamiento entre dos fuerzas militares» y que los soldados pertenecían a «un grupo de élite» contrainsurgente, «preparado, entrenado y apertrechado con el armamento más moderno». «La tropa no estaba allí para repartir bendiciones, sino que falló en una misión de guerra». «Desde que las FARC decretaron su cese unilateral en diciembre, advirtieron con toda claridad de que sus unidades responderían a las operaciones militares ofensivas. Ninguna fuerza militar en tregua se deja exterminar», resaltó la guerrilla. Advirtió de que la reanudación de los bombardeos «lanza por la borda los avances conseguidos en la disminución de la intensidad del conflicto armado –entre ellos el acuerdo humanitario para proceder al desminado de parte del territorio– y pone a nuestra organización a las puertas de una ruptura real del cese unilateral del fuego». «Un gobierno que adelanta conversaciones de paz bajo la premisa de actuar en la mesa de La Habana como si no hubiera guerra y de hacer la guerra en Colombia como si no hubiera diálogos y que ordena operaciones militares ofensivas, carece del mínimo argumento para escandalizarse», señaló. Testimonios recabados por el Frente Amplio por la Paz en el municipio de Buenos Aires, donde ocurrieron los hechos, indicaron que los militares habían instalado desde el 19 de marzo una base en el polideportivo, desoyendo peticiones de los residentes para que lo dejaran por su cercanía con el núcleo urbano. Relataron haber escuchado disparos entre las 23.30 del martes y las 5.00 ó 6.00 del miércoles y que uno de los cuerpos apareció en una casa particular. Las FARC exigen esclarecer la «guerra sucia» En una comparecencia en La Habana, el delegado de las FARC Ricardo Téllez exigió nuevamente la apertura de los archivos y el esclarecimiento de la «guerra sucia». Recordó la muerte «un sábado como hoy hace 17 años» del abogado defensor de los derechos humanos Eduardo Umaña, que recibió varios disparos. O la de los juristas Josué Giraldo, Jesús María Valle y «tantos otros juristas inmolados por estar al servicio del pueblo». «¿Desde qué oficinas, mansiones y clubes ordenan que hay que disparar contra la oposición, contra líderes sociales y políticos?», se preguntó Téllez. «El Estado debe pedir perdón a la sociedad y dar garantías de que el crimen de Estado dejará de ser parte de la lógica del poder», incidió. Sin citar lo ocurrido en el Cauca, abogó por «un acuerdo donde la política de la responsabilidad gane el pulso al guerrerismo de las élites». «¡No más guerra! ¡No más violencia del Estado! ¡Que se abran los archivos!», reclamó.GARA CEPEDAEl senador del Polo Democrático, copresidente de la Comisión de Paz del Congreso y miembro del Frente Amplio por la Paz, Iván Cepeda, rechazó la idea de fijar plazos. Opinó que «es una reacción para calmar los ánimos» tras lo ocurrido en el Cauca, y que solo servirá para «dilatar el proceso» y perder la perspectiva de los temas sustanciales aún pendientes.