Beñat ZALDUA
IRUÑEA
ELECCIONES FORALES Y MUNICIPALES

Rajoy reivindica una «Navarra foral y española» ante 150 personas

El PP navarro celebró ayer su acto central de campaña en el Palacio Gendulain de Iruña, con la presencia del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, como principal reclamo. Ante unas pocas decenas de personas, reivindicó las siglas del PP frente a las novedades de Podemos y Ciudadanos y sacó pecho por la supuesta salida de la crisis.

No es difícil superar las expectativas cuando en un mitin central de campaña al que acudirá todo un jefe de Gobierno colocas 87 sillas para el público. Así, las previsiones del PP navarro se quedaron ayer cortas y los trabajadores del hotel de cuatro estrellas situado en pleno centro de Iruñea tuvieron que habilitar 37 asientos más para los asistentes. Sumando las dos decenas de simpatizantes más jóvenes que permanecieron de pie durante todo el acto, unas 150 personas asistieron ayer al mitin central del PP navarro, que contó con la presencia del presidente del ejecutivo español, Mariano Rajoy, como principal reclamo.

Antes de salir corriendo hacia Zaragoza a cubrir el turno de tarde, Rajoy recaló ayer en la capital navarra para lanzar un discurso genérico sobre las bondades de su Gobierno, no sin antes dejar bien claro que sabía dónde estaba («En Navarra, foral y española») y erigir el PP en el adalid de la defensa del autogobierno, ignorando por completo las 15 iniciativas legislativas del Parlamento navarro recurridas por el ejecutivo español ante el Tribunal Constitucional.

El esqueleto constitucional del Estado fue precisamente el primero de los ejes del discurso de Rajoy, que calificó la Carta Magna de «garantía de la unidad de la nación» y escudo frente a «populismos y extremismos». El presidente aprovechó también su presencia en Iruñea para subrayar que Nafarroa no será lo que los navarros quieran, porque «España solo será lo que decida el conjunto de todos los españoles».

De la Constitución, Rajoy pasó a reivindicar las maltrechas siglas del PP, que calificó como «un partido con historia, que se construyó desde la base, no desde una tertulia o desde el poder», en clara alusión a Podemos y Ciudadanos. También tuvo algún dardo para el PSOE, a quien criticó por renunciar a pactos con su partido y con EH Bildu: «Es profundamente injusto con los que dieron la batalla por los Derechos Humanos en el País Vasco». «El PP es un valor seguro, de cordura, firme en sus planteamientos y leal con la Constitución», concluyó.

Como forma de reivindicar las siglas, Rajoy sachó pecho por su obra al frente del Gobierno, dibujando una vez más un inmejorable cuadro macroeconómico: «Hace tres años se hablaba de rescate, de quiebra, de salida del euro y de prima de riesgo. ¿Quién habla hoy de todo eso?». «Con el rescate hubiéramos perdido la soberanía económica», aseguró un presidente aparentemente seguro de haberla conservado. También se jactó de que «sin reforma laboral no se hubiesen creado tantos puestos de trabajo».

Unos argumentos que acabaron con Rajoy apelando al «orgullo de ser español y vivir en una gran nación». «Qué broma es esta de estar diciendo lo mal que estamos en este país», bramó el presidente, asegurando que «a veces no nos damos cuenta de lo que tenemos en este país». Un discurso que parecía a punto de acabar en clave positiva antes de que Rajoy echase mano, al final de todo, al miedo: «Los peligros siguen siendo los de siempre, los que quieren partir la nación más vieja de Europa, los extremistas y los populistas».

Beltrán y la familia

Como telonera, Rajoy tuvo a la candidata del PP a la presidencia navarra, Ana Beltrán, que repartió dardos a diestro y siniestro. A EH Bildu, Geroa Bai y Podemos por «querer anexionar Navarra al País Vasco», y al PSN por falta de «visión de Estado». «Nos excluyen a nosotros pero quieren pactar con Geroa Bai», señaló. De hecho, tuvo leña hasta para UPN: «Sorprende que escondan la bandera española en la campaña, cuando luego van a Madrid a pedir favores y que les solucionen las cosas».

Frente a las críticas esparcidas en todas direcciones, Beltrán presentó su candidatura «no como el voto del miedo ni del cambio, sino como el voto del empleo y de la familia». «Somos el partido de la defensa de Navarra», añadió Beltrán, quien en un alarde de sinceridad definió el herrialde como «bastión fundamental para mantener la unidad de España».

Antes de Beltrán tomó la palabra en el Palacio de Gendulain el candidato del partido a la alcaldía de Iruñea, el eurodiputado Pablo Zalba, que apenas llegó a repetir el cuanto menos curioso eslogan de su campaña: «Queremos convertir Pamplona en un museo».