05 JUL. 2015 PACIFICACIÓN EN IPAR EUSKAL HERRIA Los frutos al otro lado del Bidasoa Al otro lado del Bidasoa, agentes y ciudadanos de Ipar Euskal Herria trabajan con un tema común en sus agendas: contribuir al proceso de paz. Ayer, Ficoba acogió una mesa redonda en la que sujetos activos como Bake Bidea detallaron el camino realizado desde la Declaración de Aiete hasta la fecha, además de intercambiar reflexiones y propuestas con el público. Oihane LARRETXEA IRUN Sin lugar a dudas, la Conferencia de Aiete, celebrada en Donostia en 2011, y su consiguiente Declaración, fue un punto de inflexión que hoy, casi cuatro años después, Bake Bidea cita como el hito histórico que «iluminó» el camino de este colectivo civil en favor de la paz nacido en Ipar Euskal Herria. Desde entonces, sus aportaciones y participaciones en el proceso han sido numerosas. La última, la Conferencia de Paz celebrada en París el pasado 11 de junio. Anaiz Funosas, miembro de este grupo, desgranó en la cita organizada por Antxeta Irratia los frutos de su labor desde aquel otoño de 2011 hasta la fecha. De la capital francesa han vuelto satisfechos porque «pudimos ofrecer nuestra reflexión» y porque «conseguimos nuevos compañeros de viaje». El hecho de que Ipar Euskal Herria «deje de ser invisible» lo calificó de valioso, destacando el perfil diverso de la gente que está poniendo su granito. A su lado, Peio Ospital, miembro de Atxik Berrituz, colectivo cristiano que rema en la misma dirección y que nació al año de la Conferencia de Aiete. Sobre el papel de la Iglesia en un proceso de resolución como el que vive Euskal Herria, dijo que las aportaciones se dirigían, en parte, a que la sociedad civil se percatara del momento que vivimos. Pero dejó dos cosas claras: la primera, que el reto que tiene la sociedad vasca entre sus manos «está por encima de las diferentes ideologías políticas» y la segunda, que se prohibieron hacer «ninguna evaluación moral sobre el pasado y las personas». Definidos a grandes rasgos sus líneas de trabajo, Ospital puso el acento en la importancia de unir el vínculo que hace tiempo se quebró. Es decir, crear «un lugar protegido» donde se pueda dialogar», que la «gente tome la palabra y se atreva a hablar de lo vivido». En torno al papel de la ciudadanía giró una buena parte de la cita de ayer, pues era la segunda cuestión que se planteó. Y el público, que tuvo oportunidad de intervenir, expuso sus opiniones al respecto. Por ejemplo, una ciudadana opinaba que los grandes espacios o foros pueden resultar incómodos y que pueden apabullar. Por ello, abogó por crear pequeños grupos a nivel de barrios y pueblos «donde afloren las violencias de menor intensidad» que se dan en cuadrillas, familias, vecindarios… ponía como ejemplos. «Dar espacio a esos dolores es importante», consideró. A este respecto, Teresa Toda, miembro de Sare y presente en el debate, felicitó a Bake Bidea por su trabajo, y lamentó que al otro lado del Bidasoa «falte algo, un Foro donde la sociedad civil discuta, hable, donde se fomente un debate común con representates políticos. Nos quedamos huérfanos», dijo. Y a pesar del potencial humano de la sociedad que ensalzó, dijo que esta está «desparramada, dispersa». Funosas discrepó en cierta medida, y consideró que no hay por qué crear «grandes foros». El relato: quién y cómo Cómo escribir el relato de lo sucedido fue otro de los ejes, que también provocó opiniones entre las personas asistentes. Desde Bake Bidea se destacó que la redacción del relato no puede convertirse en una guerra y que hay que aceptar los diferentes testimonios. «La gente tiene que asimilar, creer, que cada persona es capaz de poner en marcha el cambio. Hemos aceptado que ha habido pasados diferentes, y que ninguno es más lícito que otro. Por eso antes no nos reuníamos», dijo Funosas. Iratxe Urizar, abogada y defensora de los Derechos Humanos, compartió esta idea, pero lanzó la siguiente cuestión. «Partiendo de que nuestro relato es muy conflictivo, y con las vulneraciones que ha habido, torturas, violencia policial, cómo se introduce eso en un relato no conflictivo?». Bake Bidea dijo apostar por «reconstruir el sentir de muchas personas», respondiendo con otra pregunta: «¿Qué necesita un torturado para reconstruirse? ¿Y una víctima de ETA?». Sobre la redacción del relato habló también el exiliado Jokin Aranalde, recordando lo que declaró Alfredo Perez Rubalcaba cuando ETA anunció el cese definitivo de su lucha armada. «Hemos ganado la batalla. Ahora hay que escribir la historia», advirtiendo del peligro de estas palabras. Aranalde, que quiso dejar claro que en Ipar Euskal Herria se ha sufrido «y mucho» durante los últimos cincuenta años, consideró que escribirla es «fundamental» y que la tarea corresponde a la sociedad civil y los movimientos sociales, a nadie más. Aunque difícil, se mostró confiado, al igual que Funosas. «En Ipar Euskal Herria hemos decidido no esperar», dijo. El papel de la juventud vasca, en cuestión. ¿Cómo llegar a ella? La juventud o mejor dicho, su implicación, no salió bien parada en la mesa redonda de ayer. A juicio de los intervinientes, es fundamental que las nuevas generaciones se activen, participen en el proceso de pacificación de forma directa. Es, al parecer, una tarea pendiente que preocupa, por ejemplo, a Teresa Toda, de Sare, que admitió que no se ha logrado crear un vínculo con la gente joven. «Si queremos una paz sólida, su participación es fundamental», alertó. Preguntada sobre si ocurre lo mismo en Ipar Euskal Herria, Anaiz Funosas admitió que tampoco han acertado, una carencia por la que, al menos Bake Bidea, tiene que hacer «autocrítica», según dijo. En su opinión, quienes hoy día trabajan por la resolución «no vamos a resolverlo», de ahí la importancia de que la gente joven se implique, asuma su papel. «Si la juventud no está es porque no se sitúa en el escenario», asumió. Este es uno de los objetivos que se ha marcado Bake Bidea, según Funosas porque, de no lograrlo, advirtió que dentro de uno años ello supondrá «un problema grave». En la Conferencia de París, si bien lograron aglutinar fuerzas de distintos grupos políticos, lamentó que no consiguieron hacer de la cita una convocatoria atractiva para la juventud, a juzgar por su escasa presencia, según admitió. «Y también es su proceso de paz», recordó la miembro de Bake Bidea, a la vez que apremió a no dejar pasar más tiempo para tender puentes entre las distintas generaciones. Una suma que, a juicio de los intervinientes, solo puede traer cosas provechosas e interesantes.O.L. Aportaciones «Tenemos poca costumbre para el diálogo y es una carencia importante. Para estos procesos hace falta paciencia» TERESA TODASare «Estoy de acuerdo en no convertir el relato en campo de batalla. ¿Cómo introducir las vulneraciones en un relato no conflictivo?»IRATXE URIZARAbogada y defensora DDHH «Como comunidad religiosa, nos prohibimos hacer ninguna evaluación moral sobre el pasado y las personas»PEIO OSPITALAtxik Berrituz «En Ipar Euskal Herria el conflicto no ha sido más fuerte que en hegoalde, pero ha sido duro porque se negaba que existiera»ANAIZ FUNOSASBake Bidea OTROS TEMAS En la mesa redonda se abordaron otros temas, como la justicia transicional, la definición de «la paz justa y duradera» y los «nudos» del escenario, como las consecuencias del conflicto, la negociación entre ETA y los gobiernos y el reconocimiento institucional.