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TRAS EL REFERÉNDUM EN GRECIA

Atenas espera otra respuesta

Tal y como estaba previsto Atenas remitió anoche a sus socios de la UE el documento con las propuestas concretas para respaldar su petición de rescate. Ahora, corresponde al Eurogrupo, y al conjunto de la UE, ofrecer una respuesta que desbloquee la situación y dé paso a la solución de la crisis que ha puesto en tela de juicio a la moneda única.


«Nuevas propuestas griegas recibidas por el presidente del Eurogrupo». Así anunció anoche el portavoz de Jeroem Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, en su cuenta de Twitter la recepción del documento remitido por el Gobierno griego. Michel Reijns completó el mensaje en la red subrayando que es «importante que las instituciones las consideren en su evaluació» antes del encuentro del Eurogrupo de mañana.

Para perfilar el documento definitivo, en Atenas, Alexis Tsipras se reunió por la mañana con el viceprimer ministro, Yanis Dragasakis; el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos; el de Economía, Yorgos Stathakis; y el de Exteriores, Nikos Kotziás. El último retoque a la propuesta que examinarán los acreedores quedó para el Consejo de Ministros, que se reunió por la tarde.

Hacia las 20.00, las agencias informaban de que el Gobierno griego ya había aprobado el documento que enviaría a sus socios de la UE. Aunque en principio el contenido no fue filtrado a los medios, según el portal económico Naftemporikí, vendría a ser una mezcla del pliego inicial de 47 páginas de medidas planteadas por Atenas y de las últimas reformas publicadas por la Comisión Europea justo después de la convocatoria del referéndum.

La espera estuvo amenizada por el habitual cruce de declaraciones aunque estas son cada vez son más matizadas y ayer se centraron en algunos aspectos referentes a la reestructuración de la deuda pública griega.

A ello dio pie la directora del Fondo Monetario Internacional con unas declaraciones realizadas la noche del miércoles en Washington durante un acto organizado por el think-tank Brookings Institution. Christine Lagarde afirmó que desde el FMI se ha dicho «siempre» a Atenas que siga avanzando en dos vías: «reforma fiscal y reestructuración de la deuda». Y, para que no hubiera lugar a dudas sobre lo que quería decir, añadió que la reestructuración de la deuda griega «es necesaria».

«Sí pero no» alemán

Esa es la posición que ha defendido el Gobierno de Syriza desde el minuto uno de las negociaciones, si bien es cierto que las condiciones en que debe llevarse a cabo pueden dar lugar a un largo debate con muchas facetas. Lo novedoso fue que ayer hasta el Gobierno alemán se alineó con el discurso conciliador del FMI, aunque lo hizo de tal forma que parecía decir al mismo tiempo “sí” y “no”.

En primer lugar, durante una conferencia de prensa en Frankfurt, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dijo: «La sostenibilidad de la deuda no es factible sin una quita y creo que el FMI está en lo cierto al decirlo». E inmediatamente agregó que «no puede haber una quita porque infringiría el sistema de la Unión Europea». Según Schäuble, una «reconfiguración» de la deuda es otra posibilidad «si no se puede realizar una quita», aunque señaló que el margen de maniobra era limitado y se mostró «escéptico» respecto de que pudiera hacerse mucho camino por esa vía.

Posteriormente, fue la propia Angela Merkel la que replicó al FMI desde Sarajevo, una de las etapas de la gira que realiza por los Balcanes. «Ya he dicho que una reducción clásica (de la deuda) está fuera de cuestión. Y eso no ha cambiado entre anteayer (en referencia a la cumbre de Bruselas del martes) y hoy», indicó la canciller alemana.

«En 2012 –recordó–, ya nos ocupamos de la sostenibilidad de la deuda, ya concedimos prórrogas y desplazamos hasta 2020 los reembolsos de préstamos de rescate de la zona euro».

Preguntada directamente sobre la nueva petición de rescate formalizada por Grecia, Merkel se limitó a comentar que no estaba en condiciones de valorar qué repercusiones puede tener sobre la sostenibilidad de la deuda de ese país.

Más conciliador se mostró el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, quien subrayó que «unas propuestas realistas de Atenas necesitan ir acompañadas de unas propuestas realistas de los acreedores sobre la sostenibilidad de la deuda, para crear una situación en la que todos ganen».

«Independientemente de lo que pase, ayudar a Grecia no justifica la filosofía económica errónea que causó la crisis. El ahorro es el mejor ingreso», puntualizó Tusk en su cuenta de Twitter. Esa crítica difícilmente puede dirigirse al Ejecutivo de Syriza, que apenas lleva seis meses en el poder.

El elevado coste del Grexit

Este debate dejó en un segundo plano, al menos de momento, la hipótesis de la salida de Grecia de la eurozona, que había sido enarbolada con fuerza durante las jornadas precedentes por los detractores de la estrategia del Gobierno de Syriza.

No obstante, continúan publicándose análisis y estudios sobre las posibles repercusiones que tendría el Grexit. Y cuando se cuantifica su coste, muchos de esos informes coinciden en que sería más elevado que el de una quita como la que ha defendido en los últimos meses Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas griego.

El diario “Le Monde” se ha hecho eco de los cálculos realizados por economistas de RBS, que indican que la salida de Grecia de la Unión Monetaria acompañada de un incumplimiento soberano costaría a la euro zona 227.000 millones de euros como mínimo. Esa cifra se alcanza sin tener en cuenta los costes indirectos, como el posible contagio al resto de estados periféricos o el descenso de las inversiones.

En cambio, un nuevo alivio de la deuda costaría 140.000 millones de euros si su ratio fuera reducido del actual 177% del PIB al 100%. Esta sería una opción «radical» pero, sin embargo, mucho menos cara que el Grexit.

Por su parte, analistas de Bankinter consultados por Europa Press no confían en que Grecia abandone el euro, debido al coste de la operación, que estiman en 400.000 millones de euros, incluyendo las líneas de liquidez (ELA) y el Target 2 (sistema de compensación de fondos de liquidez entre bancos europeos).

Aquellos solidarios años 50

En este contexto se enmarca también la iniciativa de varios destacados economistas, encabezados por el francés Thomas Piketty, quienes han dirigido una carta abierta a Angela Merkel en la que dan por sentado que «la austeridad ha fallado». Le indican que «el impacto humanitario (de las políticas de austeridad) ha sido colosal –el 40% de los niños viven en la pobreza, la mortalidad infantil se está disparando, y el paro juvenil se acerca al 50%–». Los firmantes instan a la canciller alemana y a la troika «a evitar un desastre mayor y a facilitar la permanencia de Grecia en la eurozona».

«En la década de 1950, Europa se fundó sobre la condonación de deudas pasadas, sobre todo alemanas, lo que supuso una enorme contribución al crecimiento económico de la posguerra y a la paz», recuerdan. Este argumento fue utilizado por Tsipras el miércoles en el Parlamento Europeo, donde indicó que en 1953 «el 60% de la deuda de Alemania fue eliminada» y subrayando que «esa fue la manifestación de solidaridad más significativa de la Historia».

Ayer, Schäuble rechazó esas comparaciones porque, a su juicio, «crean confusión». El ministro calificó de «muy inteligente» la decisión de los aliados de «levantar la deuda alemana tras la Segunda Guerra Mundial».