14 JUL. 2015 Proceso de diálogo en Colombia Santos confía en llegar a un acuerdo pero fija cuatro meses de plazo El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó que después de casi 32 meses de conversaciones entre su Gobierno y las FARC en La Habana empieza a ver la luz al final del túnel para lograr la paz en su país, pero fijó un plazo de cuatro meses para decidir la continuidad o no del proceso de diálogo. GARA BOGOTÁ «Hoy, con estos nuevos avances, por fin veo clara la luz al final del túnel y esto me llena de confianza y de esperanza. Vamos a lograr esa paz que ha sido tan esquiva», aseguró Juan Manuel Santos en una alocución al país después de que las FARC y el Gobierno de Bogotá acordaran reducir la intensidad del conflicto y agilizar las conversaciones para alcanzar «sin demora» un cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y «la dejación de las armas». Sin embargo, el jefe del Estado fijó un plazo de cuatro meses para ver si la guerrilla de las FARC cumplen lo anunciado el domingo y para decidir si continúa o no con el proceso de diálogo que se desarrolla en La Habana desde hace 32 meses. «Vamos a estar vigilantes sobre lo que se pactó. Y en cuatro meses a partir de ahora, dependiendo de si las FARC cumplen, tomaré la decisión de seguir con el proceso o no», manifestó. En la declaración conjunta divulgada en Cuba, las partes ya habían establecido un periodo de cuatro meses para hacer una evaluación de lo acordado, al cabo del cual cada delegación «tomará las decisiones que considere pertinentes». En cualquier caso, en la línea de lo dicho la víspera por Humberto de la Calle, jefe de la delegación gubernamental, Santos quiso dejar claro que «este desescalamiento no es un alto el fuego bilateral, pero sí un avance para humanizar la guerra y evitar más víctimas, mientras se llega a un acuerdo definitivo». «No es irreversible aún» En una comparecencia en Bogotá, De la Calle y el alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, insistieron en que el proceso «no es irreversible aún» y por eso hay que acelerarlo, y reiteraron que el cese bilateral es «una etapa posterior» a la rebaja de la intensidad del conflicto, al considerar que primero es necesario «crear confianza». Explicaron que el «desescalamiento» y acelerar las negociaciones para alcanzar el cese el fuego bilateral, aunque acerquen al final de la contienda, deben tomarse con cautela. «Que la gente sienta que se está acercando la paz y aclimatemos el final del conflicto, pero eso no es un cese el fuego bilateral», sostuvo Jaramillo, mientras De la Calle señaló que los elementos de la parte militar del «desescalamiento» van a ser «definidos por el Gobierno, no en la mesa de conversación», sino con el Ministerio de Defensa y con el mando militar, y serán «progresivos», dependiendo del grado de cumplimiento que las FARC hagan de lo prometido. La guerrilla anunció la semana pasada un nuevo alto el fuego unilateral –el sexto desde el inicio del proceso– de un mes de duración, en principio, a partir del 20 de julio y se comprometió a mantener la suspensión de sus acciones ofensivas. Santos reconoció que muchos colombianos han perdido la confianza en el proceso tras los ataques de las FARC desde del 22 de mayo, cuando suspendieron el alto el fuego unilateral declarado en diciembre de 2014 tras los bombardeos del Ejército que mataron a al menos 26 guerrilleros y les pidió no temerle a la paz. «No podemos tener miedo. A la paz no hay que tenerle miedo, a la guerra sí», afirmó Santos, quien se preguntó si la alternativa es retirarse del diálogo «para que la guerra siga, y botar la llave de la paz de una vez por todas». Agregó que para él «la respuesta es muy clara: Hay que acelerar las conversaciones para llegar cuanto antes al fin del conflicto. Y eso es lo que se acordó en La Habana». «Las Fuerzas Armadas, listas» «Hay que comenzar ya a frenar las muertes, la destrucción y el dolor que deja cada día este enfrentamiento absurdo», dijo el mandatario, quien aseguró que si las FARC suspenden «su ofensiva», el Gobierno también procederá a reducir la intensidad de sus acciones militares contra esa guerrilla. Pero advirtió de que las autoridades «no van a desproteger ni un segundo a los colombianos» y aseguró que las «Fuerzas Armadas están listas para un gradual desescalamiento si las FARC cumplen. Si no cumplen, estarán listas para enfrentarlas, con la determinación y contundencia de siempre». No obstante, apuntó que lo que se busca «no es un cese de las hostilidades de unos meses, sino parar la guerra para siempre». Iván Cepeda, senador por el Polo Democrático y portavoz del izquierdista Frente Amplio por la Paz, opinó que «es la primera vez que podemos contar con un acuerdo específico que compromete a las partes involucradas a disminuir sus hostilidades, con una verificación de alto nivel y de carácter internacional –ONU y Unasur–, lo cual es un segundo elemento que me parece sustancial». Respecto a la no declaración de un cese bilateral por parte de Santos, manifestó que «parece ser que el Gobierno y la insurgencia van a avanzar de manera paulatina en el asunto, antes de la firma del acuerdo, porque aunque el Estado no aceptaba dar este paso, ya ha entrado en esa lógica». «BUENA VOLUNTAD» El papa Francisco, al ser preguntado si el Vaticano medió entre EEUU y Cuba y sobre la posibilidad de hacerlo en los casos de Colombia o Venezuela, aseguró que no hubo una mediación sino «buena voluntad» de ambos países.