Indemnización en BBVA
45 millones de euros ha puesto el BBVA en manos del despedido Sr. Angel Cano, exempleado de esta singular entidad vasco-financiera, ejemplar por exceso, en sus espléndidas larguezas de engrase como indemnización por despido ¿procedente? o despido de los de a dedo, por aquello de que al que sobra, siempre a juicio del mandamás de turno, hay que enviarlo a un ostracismo dorado sin contemplaciones.
No es aceptable que, por enviar a un empleado de una entidad financiera, o de cualquier otra naturaleza, a las listas del SEPE o de Lanbide se pongan a su disposición 8.200 millones de pesetas de modo público, ostentoso e insolidario. No es aceptable que una entidad bancaria situada en la cúspide del ranking bancario actual, dedique tal ingente cantidad de dinero, a los efectos no confesos de anestesiar al despedido, cuando los emolumentos percibidos ya por sus servicios en activo en el banco han sido especialmente bien remunerados.
No es aceptable. Cuando se trata de ejecutar deudas por incumplimientos forzosos de créditos hipotecarios de modo fulminante, dejan en la cuneta social a cientos de miles de ciudadanos y sus familias, pasándoles, además, los gastos de gestión, intereses y de diversos protocolos añadidos, sea a los titulares de los créditos o a los avalistas.
No es aceptable que mientras decenas de miles de familias no pueden llegar a fin de mes, hay jóvenes sin empleo y parados sin prestación ni subsidio alguno, se engrase de modo más que generoso la extinción de una relación contractual en régimen de monopolio con dineros ajenos y posibilidad de volver a ser empleado en otra entidad bancaria. Ejemplos de ello, no faltan. Aquí, no hay puertas giratorias. Aquí, siempre hay toboganes hacia un nuevo super empleo, naturalmente mucho mejor remunerado. Los 45 millones de indemnización del BBVA son, sin duda alguna, el mejor de los avales.