12 AGO. 2015 GUTUNAK Señor Don Dinero IñAKI SAN SEBASTIÁN Estos días, en la España Católica, se han publicado en los medios de comunicación los ingresos millonarios de los Galán, Botín, Alierta y compañía. Si les sumamos las cifras que se llevan políticos presuntamente corruptos de todo pelaje y algunos deportistas de élite, la cosa da que pensar. Yo no he podido evitar recordar la leyenda de los hebreos adoradores del Becerro de Oro al pie del Monte Sinaí. Al parecer, habían perdido la fe en el Yahvé que debía conducirles hasta la tierra prometida y se abrazaron a un dios más cercano y tangible. La historia parece repetirse en un occidente opulento de larga tradición cristiana. Aquí y ahora, para demasiada gente más o menos privilegiada, el único dios cercano, bien sea de metal, papel o plástico, se diría que es el señor don Dinero. ¡Cuánto adorador de este ídolo, insaciable a la hora de acumular patrimonio caiga quien caiga! ¡Cuánto fariseo que, sin el menor sonrojo, va por la vida cantando París bien vale una misa y pisoteando los derechos y las ilusiones de tanta buena gente! No sé hasta dónde intenta llegar el Papa Francisco. Lo evidente es que solo con buenas palabras no librará a su Dios del arrinconamiento al que le va sometiendo su gran competidor. ¡Vivir para ver! El cambio no se puede hacer esperar demasiado. Se entiende que la familia que pasa el mes con la RGI o con mil euros sueñe con ganar al menos los tres mil que le sacarían del agujero. Esto no es ambición, sino una exigencia de la propia dignidad humana. Ahora bien, lo que te deja con cara de tonto es ver cómo algunos genios de la empresa, las finanzas, la política o el deporte se llevan, de una forma u otra, cientos de miles de euros al mes. ¿Sería mucho pedir que, al menos, nos explicaran cuánto pagan a Hacienda y como administran el resto? ¡Menos mal que el dinero no da la felicidad! Si no fuera así, no nos quedaría más que un par de alternativas: conformarnos con las migajas que van dejando la avaricia y la falta de solidaridad o plantar cara a esta situación, uniendo fuerzas para acabar con tan exageradas desigualdades sociales. Aviso: pensemos bien lo que vamos a hacer con nuestro voto en este semestre electoral de 2015.