Se ve uno asaltado hasta el hartazgo con mensajes sobre bio- diversidad, conservacionismo, empresas etiquetadas como ecológicamente responsables y crecimientos sostenibles varios (como si esto fuera posible). Se ha publicado en Francia el libro “Prédatión. Nature, le nouvel Eldorado de la finance”, de Sandrine Feydel y Christophe Bonneuil en el que se explican los puentes existentes en USA entre los bancos, empresas y las grandes ONG conservacionistas, sistema anglosajón que se va introduciendo por aquí de la mano de la Comisión Europea, rendida, como siempre, ante la presión de los grandes lobbys financieros. Un ejemplo de ello es la nueva ley francesa sobre la Biodiversidad, fuertemente discutida y que bajo la capa de protección introduce el concepto de “compensación de los atentados a la biodiversidad” que esencialmente consiste en permitir la destrucción de un determinado lugar si el perpetrador puede restaurar “el mismo medio” en otro lugar o comprar acciones de protección de otros espacios naturales a manera de créditos biodiversidad, algo similar al sistema de los malafamados créditos carbono ya existentes, y sus trapicheos colaterales, perdón, esen- ciales al sistema. Es decir, despejando la hojarasca del concepto, pagar para destruir. El que puede pagar podrá destruir. Nada nuevo sobre la piel del planeta.