Los compañeros refutan el relato del testigo protegido
Declaran que no recibieron inyecciones intravenosas y que las intramusculares no las ponía el entrenador.
La segunda sesión del juicio sobre la presunta trama de dopaje de Urdaibai en 2010 sirvió para conocer la declaración de doce remeros de la embarcación bermeotarra en la citada campaña, que fueron compañeros del testigo potegido que declaró el lunes. Con algunos matices y algunas contradicciones, todos ellos refutaron la versión escuchada en el juzgado el día anterior.
Los remeros coincidieron en asegurar que se les realizaba una analítica periódica y, en función de ella, se les administraban «vitaminas» o suplementos para «recuperar», si bien dijeron desconocer exactamente de qué productos se trataba, ya que confiaban en el criterio médico. Este punto deses- peró a la fiscal, quien llegó a cuestionar a uno de los remeros «si todo le da igual».
Afirmaron que, cuando les inyectaban algo –«nunca en vena», sino en «hombro, tripa o nalga»–, siempre se encargaban de ello el médico y la enfermera del club, nunca el entrenador, y siempre en las instalaciones del club, señalando además que no sintieron nunca ningún síntoma tras recibir inyecciones.
Aquí llegaron las primeras contradicciones, ya que el médico Borja Garay reconoció que en alguna ocasión había puesto una vía intravenosa, después de competir, con suero y bicarbonato, y uno de los remeros comentó que «en alguna ocasión» le administraron sustancias en una furgoneta con cristales tintados propiedad del club.
Donde también hubo alguna contradicción fue en la comparación de los tratamientos médicos recibidos en cada club. Así, mientras testigos como Bersaitz Azkue o Miguel Angel Miralles afirmaron que la práctica en Urdaibai era «casi igual» que en otros clubes, Carlos Mañas aseguraba que en otros equipos en los que remó no se les inyectaban productos.
Más lejos fue Javi Polo, al asegurar que el tratamiento en Bermeo era «totalmente diferente» a cuando estuvo en el club de Castro Urdiales, donde las inyecciones eran intravenosas y en el que estuvo precisamente a las órdenes del entrenador José Luis Korta, acusación particular en el caso y el gran artífice de que haya llegado hasta juicio.
Varios de los remeros declararon que no se produjo ninguna variación en los tratamientos durante el año, mientras que otros sí vieron alguna diferencias entre la temporada de verano y los meses de invierno. No obstante, coincidieron en afirmar que toda la temporada fue «buena», que se ganaron competiciones desde la pretemporada, y que en La Concha no ganaron ninguna de las dos regatas, sino que fueron los más regulares contando las dos jornadas.
Preguntados por la presencia del doctor Marcos Maynar en Bermeo, dijeron que acudió a un entrenamiento, pero negaron que pusiera inyecciones –algunos oyeron que realizó algunos «pliegues»–. Nadie recuerda que un compañero se sintiera mal ni que fuera apartado del equipo.