El lehendakari, Iñigo Urkullu, y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se reunieron ayer en Santander y, entre sus acuerdos, está el de pedir a Madrid una conexión ferroviaria de pasajeros y mercancías que una la capital cántabra y Bilbo en cuarenta minutos, que posteriormente pueda prolongarse hasta Ferrol y conectar la Cornisa Cantábrica con Europa, además de servir también de enlace con el corredor del Mediterráneo.

La visita, realizada por iniciativa de Revilla, ha comenzado con la anécdota de que el ascensor que debía llevar a ambos mandatarios a la sexta plaza se ha bloqueado. En unos minutos han podido salir y coger otro de los dos no averiados.

Además de la petición de un TAV o «tren de altas prestaciones» cantábrico, en la reunión también se ha abordado la necesidad del tercer carril de la A-8 entre Cantabria y la CAV.

Miguel Ángel Revilla ha alabado a Iñigo Urkullu –a quien no conocía personalmente– como una «persona muy seria, muy sensata» y un «lujo de lehendakari».