Borrones
El Napoli pinchó en su primera defensa del liderato, el Bayern sufrió su primera derrota y en la Premier cayeron casi todos los grandes.
«¿Un mensaje? Sí, gana el scudetto o te mato», le aconsejó al goleador Pipita Higuaín, a través de la prensa, el exdelantero brasileño del Napoli campeón de Maradona de los años ochenta, Careca. Y con esa advertencia y la defensa de su liderato en Serie A, se presentaron los partenopeos en el feudo del Bologna, a donde unos diez mil tifosi habían viajado 600 kilómetros para apoyarles. Y perdieron. 3-2. Los dos tantos de quién... de Higuaín. Jornada aciaga para la familia del argentino, porque su hermano mayor jugaba este domingo la final de la Major League Soccer, enrolado en las filas del Columbus Crew, que acabó cayendo 1-2 ante los ‘leñadores’ del Portland Timbers de Oregon, la conocida como ‘ciudad del fútbol’, en lo que es el décimo campeón diferente en dos décadas de competición, justo cuando se acaba de anunciar un aumento de franquicias a 28 de las 20 actuales.
El tropiezo del Napoli –primera derrota desde la jornada uno– lo aprovechó el Inter para volver al liderato. Los nerazzurri ganaron 1-0 al Genoa, y sí, es cierto, 8 de las 10 victorias de los interistas de Roberto Mancini han sido por el mismo resultado, pero les funciona. Lo hicieron con el argentino Mauro Icardi en el banquillo, apesadumbrado por su pérdida de titularidad, y encima al regreso a su domicilio, le asaltaron y le robaron el reloj... ¡de 46.000 euros que una semana antes lucía vanidoso en su cuenta de Facebook! Y Milán no es Nápoles, donde en su día los hinchas recuperaron el ‘peluco’ que unos ladrones le sustrajeron al esloveno Marek Hamsik.
Martín Mazur, conocido periodista de un referente como ‘‘El Gráfico’’ argentino, escribía no hace mucho: «Icardi tiene, también, todo para convertirse en una secuela contemporánea de Balotelli, o quizás sea Balotelli el que deba hacer su tarea para ser considerado una precuela de Icardi. El Tata Martino admitió que la ‘exposición mediática’ de Icardi no le gustaba. Un eufemismo para hablar del puterío que rodea el perfil público del goleador del Inter». Mauro Icardi... ¿otro borrón?
El Inter se afianza y otro tanto hace la Juventus liderada en su caso sí, por otro joven diamante, también argentino, pero mucho más amueblado, como es Paulo Dybala. Las ‘cebras’ de Turín suman seis victorias consecutivas y el chaval ha participado en la mitad de los goles de su equipo. Hoy, su fichaje parece barato. El de un chico que venía de disputar una sola temporada en la segunda división de su país y por el que el Palermo pagó 15 millones. Tenía 18 años y cuatro años después, con 22, lidera a esta Juventus de Pogba y Buffon. Andrea Agnelli, dueño del club, lo fichó por 32 millones. Una locura. Aunque para locura lo que Dybala apunta. Massimiliano Allegri, técnico de los juventinos, se refería a él esta semana en una entrevista en ‘‘El País’’, en la que no dudaba de que puede ser el próximo fuoriclasse de la Vecchia Signora. «Tiene una gran capacidad de aprendizaje, es una esponja, basta con mirarle a los ojos, está tremendamente concentrado, tiene mirada de ‘killer’, le ves que quiere conseguir su objetivo… Fuera te puedes divertir, porque son chavales, pero una vez que pisas Vinovo es el fútbol lo que tienes que tener en la cabeza», sostenía, mientras daba un tirón de orejas a Morata, al que pedía ser menos giocherellone (juguetón) y sacrificarse más.
Apretadísima la Serie A, con los cinco primeros clasificados en seis puntos, este fin de semana nos depara la visita de la Fiorentina al Juventus y, sobre todo, el siempre esperado derby del Sole, Roma-Napoli, dos aficiones hermanadas en su día contra los laziali de la Lazio, hasta que esa amistad se rompió allá por los años ochenta, trasladando al calcio la rivalidad de las dos principales urbes del centro-sur del país transalpino.
Hinchas australianos se alzan
Una liga italiana tan ajustada como la inglesa. Tras 15 jornadas, solo 11 puntos separan a los 12 primeros clasificados. Esta semana, el Arsenal fue el único grande capaz de ganar, además del ya nada sorprendente Leicester. United y Tottenham empataron, mientras Chelsea, Liverpool y Manchester City cayeron derrotados.
Jamie Verdy no marcó y su esperado récord no fue a más, pero los dirigidos por Claudio Ranieri ganaron 0-3 y esta vez el italiano no solo invitó a pizza a sus jugadores como cada vez que mantienen su portería a cero, sino que la plantilla se fue de fiesta a Copenhague, cerveza en mano y disfrazados de Tortugas Ninja. Pero si hubo un club y una afición más henchida aún esa fue la del modesto Bournemouth, que como confesó su entrenador, «esta es la victoria más importante en los 125 años de historia del club», tras ganar al Chelsea 0-1 en el mismísimo Stamford Brigde. Los blues no ganan dos partidos de liga seguidos en su estadio desde hace ¡7 meses! Dicen que José Mourinho se la juega, lo mismo que Louis van Gaal en el United, sobre todo tras volver a empatar a cero por enésima vez. No es de extrañar que el cántico estrella en Old Trafford sea el de «attack, attack, attack».
El holandés no es Alex Ferguson, y los red devils no destilan alegría en su juego. El extécnico escocés felicitó la semana pasada al alemán Jurgen Klopp por su trabajo en el Liverpool y, dicho y hecho, cayeron 2-0 en casa del necesitado Newcastle, ante 50.000 espectadores. Mismo marcador por el que besó la lona el City... ante el Stoke. De paso, Joe Hart, su guardameta, que anuncia el champú ‘Head & Shoulders’, tuvo que escuchar cómo los seguidores locales le cantaban «Joe Hart tiene caspa». Así que jornada redonda para el Arsenal, que ganó, aunque la noticia triste fue el definitivo adiós de Ernie Crouch, el conocido aficionado gunner de 91 años que veía a su equipo, tanto en casa como a domicilio, desde 1934. Cuando cumplió 90, su hijo le hizo prometer que no viajaría más siguiendo al equipo... pero la semana anterior le vieron en Norwich.
Seguro que vio de todo en tantos años, aunque no sabemos si algo como lo que está sucediendo en las gradas de la liga australiana. Las hinchadas de los diez clubes de la A-League se están manifestando bajo el eslogan #stayinthepub, un modo de invitar a los aficionados a boicotear los partidos. La razón, el pasado 26 de abril, cuando la policía durante el partido entre Sidney Wanderers y Perth Glory utilizó contra los seguidores del conjunto rojinegro de Sidney el spray de pimienta de manera indiscriminada después del lanzamiento de una bengala.
El pasado 24 de noviembre se filtró que 198 hinchas tienen prohibido el acceso a estadios, lo que ha sido considerado un peldaño más en la actitud represiva de la federación australiana, unida a la cada vez mayor presencia policial en los estadios, y la creencia de que las autoridades quieren controlar el auge de la afición a un deporte que era minoritario y cada vez más seguido por la población inmigrante no perteneciente a la clase media australiana.
Un estadio que se llena con 50.000 ruidosas almas cada dos fines de semana es el Borussia Park, la casa del Borussia Mönchengladbach, y que esta jornada vio como los ‘potros’ infligían al Bayern de Pep su primera derrota, 3-1, y jugando con dos centrales de solo 19 añitos. La buena noticia para los de Guardiola, que Javi Martínez, jugando de interior izquierdo, lo hace de fábula y el regreso tras nueve meses del francés Fran Ribery, que además marcó el gol bávaro.
Imbatibilidad rota, no como la del Estrella Roja, que ganó 2-7 y suma 17 victorias consecutivas en la liga serbia... y eso que entre semana perdió en Copa 1-5. Como el Bayern o Napoli, un borrón lo tiene cualquiera.