Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Entrevista
EDUARDO MAURA
CABEZA DE LISTA DE PODEMOS POR BIZKAIA

«Para avanzar en el post-conflicto, necesitamos cambio en Madrid»

Miembro del Consejo Político de Podemos, este profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid defiende que el cambio llegará al Estado español con su formación. Y define la campaña en Euskal Herria como «muy buena».

La decisión de situar a Eduardo Maura como cabeza de lista por Bizkaia al Congreso motivó una crisis que se saldó con la salida de Roberto Uriarte. El candidato asegura que las heridas están cerradas en una formación que se declara fundamental para el cambio político en el Estado.

¿La campaña ha dejado en un segundo plano la crisis vivida?

Está resuelta. Era un conflicto sobre primarias y su reglamento, lo cual no afecta a la campaña ni la gente de los municipios, círculos o Juntas Generales. Después del 20D se tratará de reconstruir la organización a nivel autonómico.

¿Se puede reabrir tras el 20D?

Creo que no, porque la campaña está siendo muy buena. La gente se ha implicado muchísimo.

Se oyen diferentes voces en el seno de Podemos. Acláreme, ¿su apuesta es la ruptura o una reforma del régimen del 78?

El actual sistema político no sirve para hacerse cargo como mínimo de la realidad económica y plurinacional del Estado. Esta última existía en el 78, lo que pasa es que se priorizó un tipo de estabilidad que se consideró que era buena para el régimen. Hace falta ir más allá de los mecanismos jurídicos, políticos y económicos de los que disponemos. Es imposible mantener el estatus actual. ¿Si eso es reforma o ruptura? La verdad es que la palabra me importa poco, lo que me interesa es que del nuevo pacto que podamos construir salga como mínimo una protección de verdad de los derechos sociales y la posibilidad de ejercer de manera natural, democrática, el derecho a decidir, y que por ejemplo Euskadi pueda decidir lo que quiere ser y cómo quiere serlo.

Las voces que llegan desde los pueblos que conforman el Estado parecen perderse en Madrid, ¿va a ser Euskal Herria uno de sus ejes?

Es evidente que ha habido un tapón político e institucional llamado PNV, que ha hecho que el ritmo de la política vasca haya ido muy lento. Es como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera desempleo, cada vez más precariedad entre jóvenes y mayores de 55 años, puertas giratorias, casos De Miguel o Bidegi... Ese tapón hay que desbloquearlo, no puede seguir. Hay muchísimos asuntos sociales, problemas de pobreza energética, hay cosas que hay que resolver y solo se puede con un cambio político a nivel de Euskadi.

Es verdad que parece que todo es Catalunya y que nada más existe. Forma parte del juego político estatal. Catalunya ha sido crucial. En setiembre ha habido unas elecciones que han eclipsado lo que pasa en Euskadi, pero diré que lo que pasaba ya venía estando eclipsado durante mucho tiempo y es responsabilidad del PNV y de sus socios de gobierno, en este caso el PSE. Habrá que apostar por hacer política de otra manera.

¿Se trata de atraer más o menos competencias, o de establecer otras reglas de juego?

Planteamos un pacto social nuevo e implica replantearse todas las cuestiones. ¿Significa eso que hay cosas en el Estatuto de Gernika que no están funcionando, o que son válidas? Por supuesto que hay cosas que son válidas. Hay competencias que no han sido transferidas. Están bien transferirlas, qué duda cabe, son más de 30. De ahí a que las cosas son sagradas... ya hemos visto lo que ocurre cuando se sacraliza un texto. No se pueden sacralizar los pactos, los estatutos de autonomía, los órdenes jurídico-políticos. Hay que construirlos de una manera multilateral, negociar, respetar la diferencia y plantear un proyecto que sirva para que la gente esté cómoda y para que las personas sobre todo tengan sus derechos garantizados y no estrictamente la cuestión del derecho a decidir, que también.

¿La prioridad es acabar con las leyes aplicadas por el PP?

Echar al PP es una prioridad. El problema es que a nivel estatal hay otra fuerza llamada Ciudadanos que es particularmente peligrosa para Euskadi, no solamente por lo que proponen con el Concierto Económico o en materia de modelo lingüístico, sino porque es una fuerza recentralizadora. PP y Ciudadanos no van a sumar suficiente para gobernar, pero es fundamental que haya una fuerza política estatal que pueda poner todos sus votos, que son millones, y todos sus escaños, que pueden ser decenas y decenas, al servicio de pelear contra esas políticas. Cuanto más abiertos sean los aires que vienen de Madrid, más sencillo será abrir un tiempo político nuevo en Euskadi.

Su discurso radical se ha moderado, a juicio de muchos. ¿Qué les respondería?

Cuando uno entra abruptamente en el panorama político, siempre dice cosas que a veces no se comprenden bien. Cuando está presente continuamente en la vida política, su presencia se normaliza. Esa normalización es perfectamente razonable. He hecho una evalución personal de los programas de Podemos y no hay moderación en el discurso. Lo que pasa es que a Podemos se le ha achacado, que es injusto, que salimos con una propuesta demasiado radical, siempre por definición, sobre todo en los medios de Madrid, donde se nos tacha de radical. Cuando explicamos por qué no es radical, automáticamente esos mismos medios que nos acusaban de ser radicales nos acusan de habernos moderado.

¿No tiene la sensación de que se les potenció mediáticamente para luego desinflarles?

Totalmente.

¿A qué lo achacan?

El fenómeno de Podemos era imposible de negar. Los medios cuando quieren acabar contigo lo que hacen es invisibilizarte, y no podían. Se ha mediatizado mucho la política en los últimos tiempos. Como en los parlamentos no pasaba nada, pues la política acaba desplazando a las tertulias, a las calles, a todos los lugares. Y era imposible no contar con nosotros. ¿Qué hicieron? Inflarnos, inflarnos para que luego la caída sea más dura. A mí me parece una estrategia de régimen.

¿No puede generar todo ello cierta frustración entre la gente que confió en ustedes?

No, porque los elementos fundamentales del discurso siguen ahí. La apuesta, por ejemplo, por un pacto social nuevo es el resultado siempre de un proceso constituyente. En materia de derecho a decidir, hace poco se quiso decir que Podemos se había moderado, cuando si tú tiras de hemeroteca ves que siempre hemos defendido un referéndum vinculante.

Defienden el derecho a decidir, sí, pero ¿cuál es su propuesta concreta?

La posibilidad de que un acuerdo constitucional incluya la herramienta del referéndum vinculante para que las nacionalidades históricas puedan decidir cuál su encaje con el resto del Estado, el que quieran.

¿Cuáles son sus propuestas para superar el bloqueo cinco años después del anuncio del fin de la lucha armada de ETA?

No hay fórmulas mágicas. Para que podamos avanzar en el post-conflicto, necesitamos cambio en las instituciones de Madrid. A nivel estatal ahora mismo hay un bloqueo total, que no se va a resolver con el PSOE sino a través de Podemos. En segundo lugar, hay que abrir una hoja de ruta política, de verdad, que de alguna manera desjudicialice todo lo que está pasando en Euskadi y camine hacia una solución concertada en la que todas las fuerzas políticas vascas trabajen con la misma hoja de ruta, exigente con todas ellas.

Uno de los factores claves del conflicto ha sido fundamentalmente el tema de los presos. La dispersión se puede acabar ya desde Madrid, no desde otro lugar. Desde Podemos siempre hemos abogado por acabar con la dispersión de los presos de ETA por motivos relacionados con los derechos humanos, el dolor que se causa a las familias. Ese es un paso que se tiene que dar desde Madrid, el Gobierno Vasco debe dar sus pasos también, ETA los suyos, y PSOE y PP también. Para desbloquear esa situación debe haber cambio tanto en Madrid como en Euskadi.