Final inédita la que disputarán Holanda y Noruega –17.15, Teledeporte–, en un encuentro en el que se pondrá en liza la pujante savia nueva y la madurez de la experiencia. Las tulipanes, lideradas desde la portería por una brillante Tess Wester, llegan a su primer partido de estas características, mientras que las nórdicas será la sexta ocasión que viven algo así.

Con semejante tesitura, resulta complicado aventurar un pronóstico, pues la bisoñez de las unas se verá compensada con la enorme ilusión que a buen seguro desplegarán sobre la pista, a la par que la veteranía de las otras puede verse resentida en lo físico, sobre todo después del enorme desgaste que debieron realizar las escandinavas para doblegar en la prórroga a Rumanía en semifinales.

La frescura holandesa se ha visto plasmada en magníficos resultados. Solo Suecia consiguió contener a las oranje en la fase de grupos con un empate a 28. Por contra, Noruega sí que dio ciertas muestras de flaqueza en esos partidos, hincando la rodilla frente a Rusia (25-26), si bien luego ha ido sabiendo recuperarse a tiempo.

No es menos cierto que en una final mundialista el factor psicológico influye y mucho. Ahí, las noruegas tienen mucho ganado por haberse encontrado en coyunturas parecidas con mucha asiduidad en los últimos tiempos. Está por ver si el talento de la inexperta Holanda será capaz de sobrellevar la presión añadida que un envite de estas características tiene aparejada.

Y el que alguna de sus figuras estelares esté al nivel requerido para la ocasión. Curtida en mil batallas, la pivote Heidi Lokke está llamada a liderar al cuadro nórdico, como lo hizo en la prórroga de la semifinal, donde no le tembló el brazo para anotar dos decisivos goles. La contrarréplica está llamada a ponerla Wester desde la meta holandesa, una portera a la que se le augura un gran futuro y que hoy puede empezar a engrosar su palmarés internacional.