Polonia fue el gran favorecido de la jornada. Los anfitriones se impusieron a Bielorrusia en un encuentro que necesitaban ganar sí o sí y se beneficiaron del tropiezo de sus verdugos del pasado sábado, Noruega, quien rescató o perdió un punto, según se mire.

Los escandinavos fueron a remolque durante todo el duelo frente a una Macedonia liderada por un pletórico Lazarov, a la que se le acabó el combustible en el último cuarto de hora. A falta de ese tiempo para el final vencía con cinco goles de margen (27-22) y parecía que el encuentro lo tenía resuelto. Por contra, llegó el bajón balcánico y Noruega consiguió remontar (30-31), pese a tener dos excluidos. Incluso llegó a disponer de dos ataques con los que sentenciar. Sin embargo, los desperdició y fue Macedonia quien tuvo el balón de la victoria, pero tampoco lo supo aprovechar.

Un punto que obliga a noruegos y franceses a jugarse el todo por el todo en la última jornada, lo que beneficia a una Polonia que rompió su encuentro frente a Bielorrusia en el minuto veinte (13-11), cuando se marchó con un parcial de 6-1, que los de Iouri Chevtsov ya no supieron contrarrestar.

Con un Bielecki más desacertado de lo que acostumbra, en esta ocasión fue Jurecki –9 de 11 materializados– a quien le tocó echarse sobre la espalda el ataque polaco, bien secundado por Szyba y Daszek. Por el lado bielorruso, solo Shylovich y Pukhouski mantuvieron el tipo, aunque sus porcentajes fueron sensiblemente más bajos que los de sus rivales.