Del ejemplo de Mindanao al despropósito de la «lista negra»
Kristian Herbolzheimer vivió antes en Catalunya y ahora en Londres, pero sus dos misiones fundamentales para Conciliation Resources se llaman Filipinas y Colombia. Y desde allí se trajo bajo el brazo dos historias curiosas: una positiva, de lo que se podría hacer también desde Euskal Herria; otra negativa, reflejo de los problemas que acarrea a la larga la negativa a impulsar procesos de resolución.
Comencemos por la de Mindanao, una isla ubicada al sur de Filipinas con población mayoritariamente musulmana en un contexto predominantemente católico, lo que ha derivado en una fuerte demanda de autodeterminación. En 2014 se firmó allí un acuerdo que otorga mayor autonomía y un cambio de sistema político. No era un pacto cualquiera, sino el primer acuerdo de paz en el mundo en casi una década, desde el de Nepal en 2006.
Explicó Herbolzheimer que en realidad el Ejército filipino había doblegado a la guerrilla del Frente Moro en 2000. Sin embargo, «luego se dio cuenta de que el problema no era militar, era político», lo que dio paso al proceso de paz.
Entre medio, la población local tomó la iniciativa. «Empezaron a crear mecanismos de verificación del alto el fuego, sin pedir permiso a nadie y casi sin recursos. El Gobierno lo recibió con escepticismo, pero luego esa iniciativa civil se incorporó a la estructura de verificación internacional», explicó. Dicho de otro modo, «la sociedad civil se ha ganado el reconocimiento»&flexSpace;y con su impulso y garantía el proceso ha llegado al estadio de acuerdo histórico. Las hostilidades armadas habían comenzado en 1969.
Ya antes, en 1992, la sociedad civil había tenido gran protagonismo cuando el Goberno filipino lanzó un amplio proceso para determinar cómo afrontar la cuestión. El resultado fueron las llamadas «seis vías para la paz». Se reconocía la existencia de causas estructurales a resolver, y la necesidad de construir paz por múltiples vías paralelas, no solo las negociaciones. Los gobiernos posteriores mantuvieron ese marco de actuación.
La contradicción española
La cruz de la moneda es más reciente. La traía Herbolzheimer del Parlamento Europeo, donde estuvo la víspera en una sesión informativa sobre las negociaciones FARC-Gobierno colombiano. Contó que se produjo una situación «surrealista», dado que eurodiputados fueron invitados a reunirse con representantes de una organización armada que sigue en la «lista negra» europea «cuando la doctrina oficial establece que no se habla con terroristas». Hubo electos reticentes a ello y se dio la circunstancia de que el propio Gobierno colombiano tuvo que hacerles ver que era positivo escuchar a las dos partes.
Este experto añadió que lógicamente cuando a las FARC se les pregunta qué le piden exactamente a la UE, su respuesta es que les saquen de esa «lista terrorista». Lo coherente por parte de Europa sería eso, no lo contrario.
Herbolzheimer destacó cómo afecta al Estado español esta contradicción: «Está quedando fuera de juego por su incoherencia. Quisiera jugar un papel más protagonista en la resolución de conflictos, pero...»