«Ahora entiendo mejor el fútbol y eso es culpa de Pep». La frase, reciente, es del jugador navarro Javi Martínez. Porque ese es el mayor mérito del entrenador de Santpedor, hacer mejor a los jugadores que entrena, clave de esos 19 títulos en 14 temporadas con el Barcelona o sus dos Bundesligas, una Copa alemana, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes en dos años en el banquillo del Bayern de Múnich. Así que si lo primero lleva a lo segundo, si al que es bueno o muy bueno le hace aún mejor, en el Manchester City, club, futbolistas y afición deben de estar desde ayer a mediodía frotándose las manos después de que la entidad citizen hiciera público lo que era un secreto a voces, que Guardiola se compromete con el equipo inglés para las próximas tres temporadas.

El chileno Manuel Pellegrini, que todavía mantiene a su equipo en las cuatro competiciones inglesas, reveló en la previa al partido de hoy de Premier que no seguiría el año próximo, a partir de lo cual el propio City hizo pública la contratación de su sustituto, al que ya trató de convencer en 2012. De inmediato, eclipsó cualquier otra información deportiva mundial.

«Ningún consejo. Es un largo viaje para él. Cuando llegue recibirá una calurosa bienvenida. Uno de los mejores del mundo», le deseó el técnico del Liverpool, Jurgen Klopp, nada más conocer la noticia. Al alemán y a Arsene Wenger se unirá la próxima temporada Guardiola a la espera de los pasos que den Chelsea y United sobre los futuros inquilinos de sus banquillos, entre ellos José Mourinho.

Pep triunfó y se fue del Barça, triunfa y se va del Bayern. «Por desgaste. Esa fue la causa principal y rotunda. Se agotó, como creo que se agotará en el Bayern cuando hayan pasado unos años. Es un entrenador que no mide su gasto de energía y, por lo tanto, es proclive a este tipo de desgastes», respondía en su día Martí Perarnau, autor del aclamado libro ‘‘Herr Pep’’.