GARA Euskal Herriko egunkaria
IKUSMIRA

Un fanático de un oficio que no debería morir


En este mundo majadero, las redacciones se han convertido en templos de cordura, aunque estén pobladas por pirados como nosotros. Salir a diario, la letra impresa y la firma obligan a mantener un grado de congruencia que hoy por hoy no se encuentra en otros ámbitos.

Pero este oficio expone. Como los porteros de balonmano, hay que estar un poco tarado para plantarse delante del balón de la propaganda, la impertinencia y la falta de rigor y defender a tu equipo con datos, con hechos, con letras puestas en un orden que debe aspirar a ser bello y veraz. También hay que ser crítico, empezando por uno mismo, siempre buscando mejorar. Hace falta humildad para reconocer los errores y capacidad para sobreponerse a ellos.

Ayer falleció Juan Carlos Elorza, un buen ejemplo de estos valores. Metódico, meticuloso, apasionado, vehemente… sorprendente, siempre sorprendente. Stajanovista, guevarista, nietzscheano… profesional, muy profesional. Elorza es una institución dentro de la tradición que constituyen “Egin” y GARA.

No diría que trabajar con él haya sido un placer, pero ha sido una lección constante y un honor. Era tan sabio como obstinado. Escribiendo, lograba que leyeses cosas en las que no tenías un interés especial. Qué más se puede pedir.

Juan Carlos siempre decía que un periódico debe tener al menos una pieza interesante, algo por lo que el lector sienta que ha merecido la pena pagar. Desgraciadamente, hoy parte de esa historia interesante es su vida y la noticia de su muerte, su legado.