El presidente de Bolivia, Evo Morales, aceptó ayer su derrota en el referéndum del domingo, en el que fue rechazada una reforma constitucional sobre su reelección, e indicó que «excepto este referendo, todo les hemos derrotado, todas las batallas. Ahora será que hemos perdido una batalla democrática, pero no la guerra». Con el 99,72% de los votos contados, la tendencia era irreversible: el «no» ganó con 51,31% de los votos, frente al 48,69% del «sí», según las autoridades electorales.

En rueda de prensa en La Paz, Morales afirmó que respetará el resultado del referendo e interpretó que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), tiene un «voto duro» del 50% que le respaldó pese a la «guerra sucia en las redes sociales» y a la «discriminación» de las que dijo ser víctima durante la campaña.

Se trata de la primera derrota electoral directa de Morales en los diez años que lleva en el poder, en los que hasta ahora había cosechado triunfos cuando su liderazgo estuvo en juego.

La propuesta sometida a consulta buscaba reformar un artículo de la Constitución para ampliar el número de mandatos consecutivos de dos a tres.

Morales insistió en que seguirá combatiendo el capitalismo y el imperialismo junto a los «movimientos sociales». «La lucha no termina aquí», dijo.

Declinó hablar sobre un posible sucesor y también respondió escuetamente que «respetamos el resultado del referendo» al ser consultado sobre si dejará la Presidencia en 2020 y no intentará por otros mecanismos volver a postular en 2019. «Sé que algunos compañeros tal vez (sienten) un poco de decepción y preocupación, pero este proceso es imparable porque estamos apenas hablando de la modificación de la Constitución para que Evo pueda ser nuevamente elegido, no está en debate el programa», sostuvo.

Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera, habían pedido apoyo a esa propuesta para volver a ser candidatos en 2019 y buscar un cuarto mandato consecutivo para el período 2020-2025. El primer periodo de los gobernantes se inició en 2006, el segundo mandato en 2010 y el tercero comenzó en 2015 y debe concluir en 2020.

El mandatario mantiene un dominio pleno del Congreso, lo que le permite seguir con sus reformas. Por eso, deberá administrar su derrota, recontar daños y buscar, junto al MAS, un discurso que recupere la confianza y busque consensos, según los analistas.

«Hoy el país está dividido, pero es temporal. También dependerá del liderazgo de Morales, del partido de Gobierno y de la oposición que esta polarización solo sea coyuntural y el Gobierno gobierne y la oposición lo deje gobernar», consideró el profesor de Ciencias Políticas Carlos Cordero.