Un recinto de 8.500 personas y una carpa de 5.000 esperan mañana a Otegi
La organización ha decidido ampliar el aforo ante la probabilidad de que el Velódromo donostiarra de Anoeta se quede pequeño mañana (17.30) para escuchar a Arnaldo Otegi. Bastó ayer una alusión a su figura en el Pleno de Gasteiz para que el PP entrara en cólera.
El Velódromo de Anoeta puede llenarse mañana a partir de las 17.30 para escuchar a Arnaldo Otegi, cuatro días después de su puesta en libertad. A ello apuntan tanto el eco obtenido por su excarcelación como el alto número de autobuses que se van cerrando desde diferentes localidades vascas. Así las cosas, la organización ha confirmado a GARA que se instalará una carpa anexa con capacidad para hasta 5.000 personas, desde la que también se podrá seguir el acto por pantalla gigante.
El acto fue presentado el pasado 18 de febrero por ciudadanos vascos de diferentes ámbitos, con la intención de dar la bienvenida a Otegi y pintar «una sonrisa multitudinaria», recogiendo así el mensaje habitual del líder independentista. Los detalles del evento se reservan, pero es seguro que el recién excarcelado tomará la palabra, como ya hizo el martes primero en Logroño y luego en Elgoibar. Entre los impulsores de esta cita del Velódromo están el actor Ramón Agirre, el bertsolari Amets Arzallus, el ex diputado general Martin Garitano, los pelotaris Iñaki Artola y Mikel Olaetxea, la periodista Arritxu Iribar...
El Velódromo ya fue escenario en 2004 de uno de los mítines más destacados de Otegi, en la presentación de la propuesta ‘‘Orain herria, orain bakea’’ que reunió a unas 15.000 personas. Sin embargo, tras la reducción de aforo y las medidas de seguridad actuales, el recinto donostiarra solamente puede dar cabida a un tope de 8.500. Esta carpa anexa paliará la situación.
Incomodidad del PP
Mientras tanto, el PP ha expresado su indignación, tanto en Euskal Herria como en Madrid, por los elogios a la figura de Otegi. Aquí, el mayor exponente de la campaña para intentar silencarlos fue la protesta formal de su parlamentaria Laura Garrido tras el pleno del Parlamento de Gasteiz.
Todo empezó cuando Iñaki Lazarobaster (EH Bildu) introdujo una alusión a la liberación de Otegi durante el debate de un punto sobre los comedores escolares [ver página 11]. Celebró su excarcelación y deseó que pueda llegar a ser lehendakari. Algunos parlamentarios protestaron por esta mención, ante lo que la presidenta del Parlamento, Bakartxo Tejeria, recordó que no es inhabitual que en el debate sobre cualquier asunto se haga algún apunte al margen.
El rifirrafe no fue a mayores, pero posteriormente Laura Garrido decidió presentar una queja formal por «la inaceptable actuación de la presidenta» ante lo que tildó de «panegírico» a Otegi, «tras una prisión en la que, cabe recordar, cumplió condena como autor del delito de pertenencia o integración en la organización terrorista ETA».
Intentos similares de silenciar los elogios al dirigente independentista se han producido desde Madrid. La hasta hace poco máxima dirigente del PP en esa comunidad, y ahora portavoz del PP en el Ayuntamiento, Esperanza Aguirre, se quejó de que a Arnaldo Otegi se le esté recibiendo «como si fuera un héroe de la libertad», cuando «es un condenado por pertenencia a banda armada». Intentó negar Aguirre que haya sido represaliado por su actuación política: «Todas las ideas son buenas, incluida la independencia –sostuvo–, pero la violencia es lo que hay que condenar».
Por su parte, el secretario general de FAES, Javier Zarzalejos –que en 1999 fue uno de los hombres del equipo de José María Aznar que habló con ETA– acusa en un análisis de la fundación al líder de Podemos, Pablo Iglesias, y al independentismo catalán de blanquear la figura de Otegi al destacar que ha sido «encarcelado por sus ideas» y situarlo así «como víctima».
Para Zarzalejos, el recibimiento al secretario general de Sortu ante la cárcel de Logroño es «la plasmación visible del continuo acto de homenaje al relato de ETA en que la extrema izquierda ha convertido sus discursos políticos, tanto en su versión populista como independentista».