IRUÑEA DICE AGUR A RODEZNO Y DA LA BIENVENIDA A LA LIBERTAD
El Ayuntamiento puso ayer fin al agravio que suponía tener una plaza dedicada al Conde de Rodezno, bajo cuyo mandato se ejecutó a más de 50.000 personas. Familiares de fusilados y defensores de la República asistieron a un acto cargado de emoción.
Más que un ultraje a la Memoria Histórica, la plaza del Conde de Rodezno en Iruñea constituía una burla a todos los familiares y víctimas de la represión franquista. Esta plaza no es un lugar cualquiera. En su mismo centro se erige el Monumento a los Caídos, quizá el mausoleo más grande construido para glorificar de los golpistas, si se excluye al propio Valle de Los Caídos. En el corazón mismo de la plaza, en la cripta, yacen los restos del gran conspirador, el general Emilio Mola, que puso en marcha el alzamiento con la siguiente orden: «Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado».
Los restos de Mola permanecen aún bajo el edificio principal, pero quien daba nombre a la plaza es Tomás Domínguez de Arévalo, más conocido por el título de Conde de Rodezno. Bajo su mandato como ministro de «Justicia», se fusiló a más de 50.000 personas. Por ello, la retirada de esta denominación ha constituido una de las luchas más importantes llevadas a cabo por grupos memorialistas navarros. Sin embargo, mientras gobernó UPN todo fue en vano. El caso llegó al esperpento en 2009, con Yolanda Barcina como alcaldesa. Colectivos memorialistas exigieron la retirada de la denominación a través de los tribunales, pues el homenaje al Conde de Rodezno atentaba contra la memoria. Pero UPN recurrió a la triquiñuela de decir que el nombre no aludía al personaje, sino al título genérico del Condado de Rodezno, que está en La Rioja.
Poco antes de las 11 de la mañana y ante la mirada de un centenar de personas –muchos de ellos descendientes de esos 3.000 navarros que fueron ejecutados a sangre fría– un operario municipal retiró la placa dedicada al Conde de Rodezno (y que desde 2009 lleva la apostilla de “Título nobiliario creado en 1970”). Cuando al fin la placa se despegó de la pared, estallaron en un aplausos y en «vivas» y «goras» a la República. Fue un momento ciertamente emotivo, aunque el trabajador municipal no se detuvo e inmediatamente atornilló la nueva placa con la nueva denominación: “Plaza de la libertad. Askatasun Plaza”.
El alcalde cogió la placa vieja y dijo unas palabras. «Es un día importante en nuestra ciudad. Hoy saldamos una deuda pendiente con la ciudadanía de Iruñea», proclamó Joseba Asiron. Además, agradeció la labor de las asociaciones en favor de la memoria por haber mantenido viva la memoria. «Gracias a ellas, se ha combatido el silencio forzado que se ha querido imponer sobre aquella época. Muy lejos de asumir responsabilidades por los crímenes entonces cometidos, durante años se ha glorificado el nombre de aquellos cuyas manos estaban bañadas en sangre, para coronar plazas y calles», denunció. Cuando terminó su discurso, Asiron tiró la vieja placa en la parte de atrás del furgón municipal para que se la llevaran.
«Esto es un monstruo»
Cuando los trabajadores retiraron el camión y mientras los periodistas entrevistaban a concejales, autoridades y portavoces de asociaciones, la pared se convirtió en una especie de fotomatón con decenas de personas retratándose con la nueva placa a la espalda. Entre ellas se encontraba Josefina Lamberto, hermana de Maravillas, la adolescente de Larraga violada y ejecutada cuya horrenda historia es hoy símbolo de toda la represión tras el golpe de estado en Nafarroa. «Ya va saliendo lo nuestro, tan importante que es. Ochenta años nos han tenido así. Robándonos todo, porque no tienen conciencia y no la han tenido», aseguraba agarrada a una bandera tricolor. «Esto es importantísimo. Y ahora a tirar esta mierda también abajo. La tienen que tirar. ¿Para qué queremos este monstruo? ¡Fuera!», continuaba la anciana señalando al Monumento a los Caídos.
Una delegación de concejales de UPN, encabezados por el exalcalde Enrique Maya, acudieron al acto con pose mohina y para hacer crítica política. Según ellos, todo ha sido un «número» montado por el alcalde.