28 JUN. 2016 GRAN BRETAÑA DECIDE SALIR DE LA UE Jeremy Corbyn se enfrenta a la mayor crisis del Partido Laborista El líder laborista afronta hoy una moción de confianza en el seno de su partido después de la cascada de dimisiones en su Gabinete en la sombra. Paralelamente, más de un millar de miembros de las bases se concentraron ayer en Westminster para mostrar su apoyo al cuestionado líder, que también cuenta con el aval de los sindicatos. María SUÁREZ londres Jeremy Corbyn se esperaba tormenta tras el referéndum de permanencia en la UE y antes de que se celebrase, el líder laborista ya advirtió en Skynews: «No cargaré con la culpa si gana el ‘Brexit’». Lo que no se imaginaba es que la crisis en el seno de su formación iba a escalar niveles sin precedentes. El político, que hace un mes cumplió 67 años, nunca ha tenido fácil llevar la batuta laborista en el Parlamento porque tras él siempre ha estado la sombra de los diputados contrarios a su línea política que aprovechaban cualquier ocasión para poner en cuestión su capacidad de liderazgo. Pero ahora son incluso sus aliados los que le empiezan a fallar y dudan de si realmente el laborismo aspira a ganar unas elecciones con Jeremy Corbyn al frente. Es cierto que Corbyn no puede agradar a los 232 escaños laboristas en Westminster, pero la treintena de miembros que forman –o formaban– parte del Gobierno en la sombra –donde se reproducen los cargos ministeriales del Ejecutivo oficial– sí eran de su confianza. El referendo ha propiciado la apertura de la Caja de Pandora en el partido. A pesar de que el 90% de los diputados laboristas eran partidarios de quedarse en la UE, un porcentaje elevado de votantes ha considerado que es mejor salir. Según las encuestas, el perfil coincide con una persona de clase obrera con ingresos bajos que no ve satisfechas sus necesidades desde lo que llaman «la burbuja de Londres». El pasado euroescéptico de Corbyn (votó en contra de la adhesión a la entonces CEE en 1975) sumado a su poca implicación en la campaña europeísta ha sido un argumento perfecto para acusarle de «no conectar con los votantes laboristas». Aunque, si nos remitimos a los hechos, con quien parece que no conecta es con el establishment del partido. La destitución de Hilary Benn, secretario de Exteriores laborista e hijo del histórico dirigente Tony Benn, fue lo que encendió la mecha de la crisis. Según las declaraciones del propio Benn, el domingo de madrugada le comunicó por teléfono que «había perdido su confianza» y a modo de respuesta le despidió del Gabinete. Pero fuentes cercanas a Corbyn aseguran que Benn estaba tramando un movimiento para derrocarle. A partir de ahí, se desencadenó una cascada de dimisiones que no parece tener fin. El punto álgido llegaba cuando Corbyn se reunió con el vicepresidente del Gabinete, Tom Watson, quien le recomendó dimitir porque «ha perdido la autoridad», al tiempo que le advirtió de la posibilidad de «una candidatura alternativa que le desafiaría el liderazgo». Sin embargo, a Jeremy Corbyn aún le quedan apoyos –es cierto que bastantes menos que la semana pasada– en el Parlamento y, de hecho, está echando mano de varios de ellos para reponer las vacantes (la mayoría) que han ido quedando en el Gabinete laborista con las dificultades que ello entraña, por ejemplo, la poca experiencia de muchos de los sustitutos. Ayer por la tarde, el líder laborista fue objeto, incluso, de un chiste de David Cameron en el Parlamento, quien quizás para aliviar la tensión que se respiraba, dio la bienvenida a la nueva parlamentaria laborista (que sustituye en la cámara al alcalde de Londres Sadiq Khan) y le recomendó estar «atenta al móvil, pues quizás al final del día podría convertirse en miembro del Gabinete en la sombra de Corbyn». Pese a todo el terremoto interno, Jeremy Corbyn quiere seguir en su cargo, y va más allá asegurando que volvería a aspirar al liderazgo. Corbyn se aferra al amplio apoyo de las bases que obtuvo en su elección el pasado mes de setiembre. Más de un millar de miembros de esas bases, agrupados bajo el colectivo Momentum, le mostraron anoche su apoyo en las inmediaciones de Westminster mientras afrontaba una reunión con su grupo parlamentario que desembocará en la moción de confianza a la que se tiene que enfrentar hoy. A las 5 de la tarde se conocerá el resultado de la votación secreta que no es vinculante, pero servirá de termómetro para comprobar que Corbyn tiene el apoyo fuera de Westminster, aunque no una vez cruzadas sus puertas. Acelerón conservador Mientras tanto, el Partido Conservador trata de lidiar con su propia crisis interna, que provocado una división. El Comité 1922 (responsable del proceso de elección del líder) ha decidido acelerar el proceso de sucesión de manera que para el próximo 2 de setiembre la formación cuente con un nuevo líder y Gran Bretaña, por ende, con un nuevo primer ministro. Pero el verdadero acelerón se da en el plazo establecido para postularse como candidato, que comienza mañana miércoles y finaliza un día después. Es decir, si atendemos a las fechas impuestas por el Comité 1992, este mismo jueves conoceremos los nombres de quienes se disputarán el liderazgo del Partido Conservador. Las quinielas hablan del exalcalde de Londres Boris Johnson y de Theresa May, actual Secretaria de Estado y cuya discreción ha hecho que no se haya visto «contaminada» por la campaña del referéndum. Escocia estudia una asociación con la UE El Gobierno escocés estudia la posibilidad de establecer un «estatus asociado» con la UE que le permita continuar en el bloque comunitario sin tener que abandonar necesariamente Gran Bretaña, según Europa Press. Se trataría de una alternativa a un segundo referéndum de independencia. Una segunda derrota como en 2014 sería casi definitiva (como en Quebec). Antes del «Brexit», las encuestas situaban en un 53% el rechazo a la independencia entre los escoceses. Tras el voto a favor de la salida de la UE, el apoyo a romper definitivamente con Londres ha subido hasta un 59%, por debajo del umbral considerado victoria segura por parte del SNP. El todavía premier británico, David Cameron, cree que «lo último que necesita ahora mismo Escocia» es otro referendo. En su primera declaración ante el Parlamento tras el «Brexit», Cameron prometió que Gran Bretaña «no dará la espalda a Europa» y reiteró los llamamientos a la tranquilidad tanto a los mercados como a los ciudadanos comunitarios que viven y trabajan en la isla. Su rival en el partido tory y en la consulta, Boris Johnson, coincidió en señalar que Gran Bretaña es parte de Europa. Cameron, que descartó un nuevo referéndum sobre el «Brexit», prometió «garantizar los intereses de Escocia e Irlanda del Norte», que votaron por el «Remain». No dijo cómo. El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, le dio la idea: que solo Inglaterra y Gales abandonen la UE (Londres y Gibraltar seguirían dentro).GARA MERKELLa canciller de Alemania, Angela Merkel, afirmó ayer que no puede haber ningún tipo de contacto con Londres sobre la salida del Reino Unido de la UE hasta que el Gobierno británico no comunique oficialmente a Bruselas su deseo de abandonar el bloque europeo.