La primera regata en línea y en mar abierto de la presente temporada de la Liga San Miguel no pudo haber sido más emocionante y atractiva. Las aguas de Zierbena fueron testigo de la segunda victoria de San Juan en su historia en la Liga ACT.

Lejos quedaba aquel 17 de julio de 2010, cuando la “Erreka” se alzó con el primer triunfo en la XXVIII Bandeira Concello de Moaña. Ayer tenía la ‘presión’ añadida de haber visto la victoria del equipo femenino en la Liga Guipuzcoana y el doble triunfo de Oiartzun –con canteranos de San Juan– en la Liga ARC-2. Con estos alicientes de por medio, el primer equipo masculino de Pasai Donibane redondeó el gran fin de semana.

Basaron su éxito en el tesón y en la sorpresa, partiendo desde la primera tanda tras el tropiezo del día anterior en Astillero. Los pasaitarras aprovecharon unas condiciones meteorológicas algo más favorables que en el resto de tandas –el viento pasó de los 7 km/h del inicio a los 15 Km/h de la segunda tanda y la de honor– y volaron sobre las pequeñas olas de Zierbena.

Joseba Fernández realizó hasta cinco cambios y la estrategia le salió a la perfección, porque la “Erreka” marcó los mejores tiempos de toda la regata al paso por las tres ciabogas. En su tanda, ganó a Tirán, Portugalete y Zumaia, que fue de menos a más pero se quedó muy cerca de superar a la “Jarrillera”. Los zumaiarras se quedaron con el consuelo de superar a San Pedro, que en la segunda tanda quedó a 32 segundos de Cabo, que lideró esta regata.

En la tanda de honor, Hondarribia lideró hasta la tercera ciaboga, momento en el que Urdaibai se puso a tirar, bien por orgullo o bien por ofrecer la victoria al hermano de Javi Polo, que pidió remar tras el fallecimiento de su hermano por un cáncer.

Un final de infarto

La “Bou Bizkaia” dio el resto en el último largo, seguido por Kaiku y una mermada “Ama Guadalupekoa”, que había realizado hasta seis cambios con respecto a la victoria del sábado. Orio estaba demasiado lejos.

Si bien en el tercer giro San Juan contaba con diez segundos de ventaja, los bermeotarras pusieron en serio peligro la victoria de los rosas. Apretaron los dientes y cruzaron la meta con la incertidumbre reflejada en los rostros de los remeros. Debieron pasar varios segundos antes de que los jueces visionasen las imágenes y diesen la victoria a San Juan por solo 18 centésimas. Una ventaja mínima pero al mismo tiempo infinita.