05 SET. 2016 Bobadas alpinas Extremos Kike DE PABLO Alpinista Se atribuye a Mark Twain la irónica frase de que «probablemente no hay placer mayor que escalar una peligrosa montaña, pero es un placer confinado estrictamente a gente que pueda encontrar placer en ello». Alrededor de este colectivo surgen situaciones trágicas y otras estrafalarias. Entre las primeras podemos citar la muerte este agosto del guía de montaña suizo Norbert Joos, fortísimo alpinista que realizó en 1984 junto al no menos famoso guía Erhard Loretan, la travesía integral del Annapurna, en estilo alpino. Se da la circunstancia de que estos dos alpinistas, habituados a situaciones extremas, han muerto en el ejercicio de su profesión, guiando clientes en itinerarios de baja dificultad y es que, como se dice, el trabajo mata, pero aún más este trabajo. Otra: van 12 muertes en saltos de planeo con trajes de alas este mes de agosto y 29 en lo que va de año. A este paso el paracaidismo extremo se queda sin participantes. Hay otro tipo de situaciones como la de la chica británica Sarah Albone que decide subir esta pasada primavera a la cumbre escocesa Ben Nevis, en medio de una tormenta de nieve, a -15 ºC, en shorts, camiseta y zapatillas, pero eso sí, armada de un palo de selfie. El equipo de rescate consiguió llegar hasta ella in extremis. Numerosos internautas expresan la poco caritativa opinión de que tenían que haber dejado a la selección natural seguir su curso y que en cualquier caso se merece el premio Darwin del presente año.